Aún con las repercusiones de la victoria de Mauricio Macri en la segunda vuelta de las elecciones en Argentina, diversas perspectivas surgen en torno a las relaciones entre Venezuela y el país del sur, así como los paralelismos entre el proceso del domingo pasado y el del próximo 6 de diciembre.
El analista político y director del portal barómetropolitico.com, Carlos Raúl Hernández, considera que el triunfo de Macri marca una nueva tendencia latinoamericana. "Una de las tres principales potencias modestas de la región se sale de la suerte izquierdista anacrónica que la había hecho retroceder; lo que hace que la revolución bolivariana pierda sustento, cuyas asombrosas incompetencias, torpezas y arbitrariedades la condenaron al fracaso”.
Más allá de lo que está en juego en relación con las alianzas forjadas durante los períodos gubernamentales de los fallecidos ex presidentes Hugo Chávez y Néstor Kirchner, para Hernández existen otros signos de cambio dentro de lo que serán las relaciones a futuro entre Argentina y Venezuela.
“Un signo político muy importante es que en el círculo cerrado de Macri la oposición venezolana estaba invitada. El domingo estaban en Argentina Lilian Tintori, Tomás Guanipa y Carlos Vechio. Entonces, más allá de lo que ya Macri ha hablado de las acciones respecto a Mercosur y Venezuela, ese signo político está marcando hacia dónde estará enfocado el nuevo Gobierno”, dice.
El dilema que se presenta con el triunfo de Macri no es sencillo dentro de la Argentina. Tampoco es fácil para Venezuela, cuya influencia, según los hechos y perspectivas de diversos análisis, se ve cada vez más menguada. “Es un problema muy serio para Venezuela, porque ¿cómo van a ser las reuniones del Alba con Macri?, por ejemplo, ¿o en Mercosur con las amenazas?, ¿o la situación en el seno de la Unasur? Toda la influencia latinoamericana de Venezuela se está desplomando. Estoy seguro que el Gobierno de Macri le va a hacer la vida muy difícil al gobierno de Maduro”, subraya el analista.
Considerando la cercanía del proceso electoral en Venezuela y el triunfo obtenido por la oposición en los comicios de Argentina, algunos observan la situación regional, con especial foco en Argentina, como un tipo de impulso adicional de cara al 6 de diciembre.
“Con el triunfo de Macri hubo dos oleadas emocionales. Una, la oleada de pesimismo en el Gobierno nacional, porque les demuestra que con la vía del voto se puede obtener el triunfo, que sí se le puede ganar a un régimen corrupto. La otra oleada es la de optimismo en la oposición, que se da cuenta que es el voto la única vía exitosa, porque todo lo demás ha conducido al fracaso”.
Imagen y simbología
Hernández añade, en cuanto a la imagen que proyectaba cada candidato en el proceso argentino, que, más allá de la experiencia o lo que denomina el "background” de Daniel Scioli, el candidato oficialista no era en realidad un adversario de mucho peso, más allá del aparataje institucional. “Era un candidato decente, sí, pero que se convirtió en un satélite de Cristina Fernández y no logró asumir una identidad propia. Como el Gobierno estaba tan golpeado y desprestigiado, Scioli terminó por asumir todo eso”, explica.
En el caso de Macri, según Hernández, existe una especie de ambigüedad que quedó en el aire durante toda la campaña, y que solo se podrá determinar cuando Macri lleve a cabo las primeras acciones de su gestión. “El caso de Macri es un poco ambigüo, por lo menos en materia económica, por esa visión desarrollista de la que habló durante su campaña, pero habrá que ver qué hace en definitiva, porque este tipo de visiones están asociadas usualmente a gobiernos que fracasaron. Sin embargo, ha sido muy simbólico el hecho de que Macri haya convocado a sus adversarios y que haya dicho que su victoria no sería una revancha, eso me parece algo sumamente importante. Una lección, incluso, para la oposición nacional”.
Jesús Abreu
PUBLICADO: 24 de noviembre de 2015