Luis Carlos Díaz, Lila Vanorio y Adriana Núñez son el pulmón de juventud elegido por el periodista para su programa. Aunque no le guste que lo digan, Rondón está haciendo escuela en el medio radio, algo a lo que pocos se han atrevido
Marcy Alejandra Rangel/ @MarcyAlejandraR
Durante la revisión diaria del país que amanece, el veterano periodista César Miguel Rondón actúa como verdadero “maestro” de ceremonias. Su programa tiene más de 20 años en el aire, pero desde hace poco más de 12 meses incorporó un equipo de jóvenes, a los que conduce y forma en su creativo ciclo: quizá el de mayor y más calificada audiencia en la radio venezolana. Sus oyentes exigen y César lo sabe. Por eso el también exige mucho a su equipo. Y lo conduce minuto a minuto con gestos, ademanes, miradas. O un suave toque en el antebrazo que le indica a cualquiera de sus “delfines” que debe intervenir.
En el estudio, entre micrófonos, pantallas de televisión y un orden aparentemente desordenado, hay un monitor mostrandotodos los tweets que lo mencionan y una ventana de Google esperando la señal. Un puño alzado, un movimiento de mano de Rondón mientras lee un titular, significan que hay que buscar la noticia completa en internet para imprimirla enseguida. “Es que eso va para el editorial” murmura al oído de PRODUCTO uno de los jóvenes talentos. Los tres elegidos son Luis Carlos Díaz, Lila Vanorio y Adriaña Núñez.
“Míralo, es magia” atina Luis Carlos Díaz, para referirse a la manera en la que César Miguel hace sus editoriales en vivo, con material del momento. “No tiene nada escrito”, sigue casi en secreto. “Es el análisis de los titulares que mandó a imprimir y que junta con algún artículo de opinión que se haya publicado días atrás, para ofrecer luces sobre lo que viene”.
La voz de César Miguel Rondón remata: “es el tiempo de las cabezas frías. Muy frías y muy sensatas. Sigamos así, con la cabeza fría que, por lo visto, vamos bien”. La frase que sentencia el fin de un editorial es el inicio de una carrera para los productores que estaban sentados hasta ese momento del otro lado del estudio. A las 7:00 am en punto –cuando el programa está en su cenit de audiencia-- César Miguel despide el segmento e inmediatamente le pregunta a su equipo con la serenidad de a quien deben salirle las cosas perfectas: “¿Jóvenes, a quién vamos a llamar hoy?”. Y allí empiezan a generarse contactos telefónicos de invitados que puedan ofrecer una visión nutrida de lo que sucede. Los “jóvenes” no tienen más de cinco minutos para decidir, llamar y transmitir. El que se equivoca pierde. Y el que se cansa, también.
Aprender haciendo
César Miguel usa su oído como un talento. Se retira los lentes cuando llega su primer entrevistado para el foro. Le gusta conversar mirando a los ojos, describiendo lo que el oyente no puede ver. Escucha. Sus preguntas no devienen de notas de prensa. Por eso no son obvias. A veces suman solo dos en toda la entrevista. Son las que él imagina que se hace el público que lo escucha. Las que tienen que ver lo que afecta al entrevistado y al mismo tiempo al público. “De César Miguel he aprendido el valor de los silencios y de la pregunta sencilla. Si entiendes lo que dice el otro y vas descubriendo, incluyes a la gente porque construyes hilos narrativos que no dejan cabos sueltos”, dice Luis Carlos Díaz.
Hace algo más de un año Unión Radio abrió una búsqueda para un nuevo programa. Debían ser periodistas con la capacidad de dejar de lado la indignación y descubrir la realidad junto al oyente, a través de un tono que ofreciera precisiones y construcción de imágenes. Luis Carlos Díaz, Lila Vanorio y Adriana Núñez Rabascall quedaron elegidos para un programa sin que ellos supieran cuál era.
La pretensión del locutor era incorporar nuevas ideas al programa y darle un vuelco, luego de 26 años al aire con el espacio. “Los comentarios negativos duraron diez días, y solo por redes sociales”, dice.
Estos tres periodistas conforman un engranaje que diariamente es puesto en marcha por la veteranía de César Miguel. Las nuevas voces del programa de mayor audiencia en la mañana tienen entre sus responsabilidades estar presentes en secciones como la lectura de titulares, intervenir con agudeza en algunas entrevistas, y proponer temas en segmentos como “La postdata” (sobre curiosidades del mundo). Se turnan los segmentos cada día y las cuatro voces solo se escuchan juntas en la despedida.
Lila Vanorio es la que más conoce la forma de trabajar de César, pues es su pupila desde hace 6 años. Con un termo de agua en una mano y su teléfono celular en la otra, va resolviendo los temas en vivo, dirigiendo a su equipo de producción, procurando que los entrevistados estén a tiempo y respirando profundo mientras se sienta en la silla del locutor. La agitación solo se ve en el backstage. Lila venció el viejo mito radial de que un productor no llega a ser locutor.
Ella es locutora, productora general del programa y encargada también de producir el programa de televisión que se transmite por IVC, el nuevo canal de televisión del Grupo Unión Radio. Cuando César Miguel la convocó “volví porque no podía decir que no y porque aquí descubrí que me llevan de la mano”, dice mirando a los ojos a su mentor, que sonríe.
Adriana Núñez Rabascall ejerce como periodista desde hace 10 años en Televen y es ancla de la emisión meridiana desde 2014. También es corresponsal de NTN24, el canal colombiano de noticias censurado y prohibido por el Gobierno de Venezuela. Antes fue locutora suplente en el programa de Vladimir Villegas, también por Unión Radio. Le gusta proponer entrevistados para el programa en las mesas de producción. Y suele decir al aire cosas que hacen que César Miguel se sorprenda y diga su emblemático “¡Ah, caramba!”.
Por su parte, Luis Carlos Díaz, periodista de lo que se llama “infociudadanía”, tiene una experticia en redes sociales que pocos muestran en Venezuela. Es el más nuevo en el ruedo. Va a la radio en bicicleta y con la laptop a cuestas. Temerario el muchacho. Llega muy despierto al estudio “para poder despertar al país”.
Desde que el equipo quedó conformado se reúnen después de cada programa, a las 9:00 am en punto y mientras suena The Beatles, para analizar el país que ya amaneció. “Esta es la parte más importante, aunque solo dure cinco minutos” reflexiona Rondón. ¿Quiénes pueden ser los entrevistados del foro del día siguiente? ¿Quién representa mejor al tema que se va puede analizar a partir de las noticias que no están en los titulares pero que miden el pulso de la calle? ¿Cuál es la verdadera noticia en este país convulso? Locutores y productores analizan nombres, artículos e, incluso, redes sociales. Deciden rápido, porque el estudio de televisión espera a César Miguel y Lila para grabar otro programa.
Rondón, con los vestigios de quien descansa solo cuatro horas desde hace dos décadas, apenas y tiene tiempo para complacer con una foto o un saludo a los entrevistados que van a su programa. De camino a la siguiente grabación, se lleva las manos al rostro para pensar rápidamente en cuál es el siguiente paso después de este refrescamiento de imagen del programa, si es que ya está llegando la hora de despedirse del medio. Pero no: “Todavía no me he planteado qué haré algún día cuando se acabe la radio. Primero estamos tratando de seguir haciéndola”.
PUBLICADO: 13 de diciembre de 2016