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Patricia Velásquez: "El arraigo es lo que me motiva a seguir luchando"

A diferencia de tantas otras –que hasta coronas de belleza alcanzaron en su momento–, ella sigue paseándose por alfombras rojas, portadas de publicaciones y un mundo que se entreteje con negocios, causas sociales y el más puro y duro mercadeo de su imagen. Desfiló para Antonio Berardi, Bella Freud, Corinne Cobson, Claude Montana, Jean Paul Gaultier, Salvatore Ferragamo, Dolce & Gabbana y Owen Gaster, y ha sido imagen de marcas como Allure de Chanel, Verino de Roberto Verino y Cover Girl de P&G, además de posar para Victoria’s Secret, Sports Illustrated, Vogue y Elle.

Es actriz de películas taquilleras de Hollywood, figura reconocida por la Unesco y es el motor de su propia línea de productos de belleza, sin olvidar que es el epicentro de la Fundación Wayuu Taya, desde donde ha buscado “ayudar a mejorar la calidad de vida de las comunidades indígenas en Latinoamérica, manteniendo y respetando sus tradiciones, culturas y creencias”, según reza en su página web. En fin, alguien cuyo nombre no pasa desapercibido. Patricia Velásquez Semprún nació en el estado Zulia un 31 de enero. Realza, cada vez que puede, el origen wayuu que la signa gracias a su madre, Lidella. No en vano su usuario de Twitter es @wayuuprincess. Tiene 44 años, una hija, una mujer como pareja.

No le ha temblado la mano a la hora de rubricar polémicas confesiones acerca de cómo llegó a dónde está. Al contrario, cree con firmeza que su revelación puede servir de faro en el camino de tantos otros jóvenes deseosos por hacer realidad sus aspiraciones. Pero ¿qué la hace diferente o, al menos, entrevistable? Dos respuestas saltan de inmediato: el afán con el que afirma que su idea está en “inspirar” a los demás y su alcance internacional como marca personal. Como una de las más emblemáticas personal branding venezolanas del momento fue invitada a participar en la edición del 32 aniversario de PRODUCTO. Estaba en Europa al momento del primer contacto. Todo se debía a una gira por varios países en la promoción de Taya Beauty, una parte de su faceta de empresaria, donde combina principios comerciales básicos con elementos que arrastra desde su niñez, mezcla que da lugar a una gama de champús, cremas para el cuerpo y otros tantos rubros, en los cuales apela a lo natural como base para toda su promoción. Este viaje era uno más de los regresos que ha hecho al continente donde vivió de niña y en el que, muy joven, inició una carrera como modelo, cuyos resultados sigue recogiendo en la actualidad. Pero los viajes no paraban en esa gira y los compromisos tampoco. Un cuestionario terminó siendo la única opción para concretar esta entrevista.

 —Hoy en un país, mañana en otro. Una agenda tremendamente complicada parece marcar los días de Patricia Velásquez. ¿De qué manera se vive a ese ritmo?

—Es un desafío. Soy muy estricta con el ejercicio (yoga), el dormir, la alimentación. Si estoy descansada entonces rindo mucho, pero si no duermo entonces me cuesta, pero el objetivo y el esfuerzo de las personas que me hayan llevado a ese país me hacen encontrar la fuerza para sobreponerme al cansancio.

—Modelo, actriz, promotora de causas sociales, empresaria, todo ligado a tu nombre, a tu imagen, a tu historia… ¿Qué elementos juegan a favor de tu éxito como personal branding?  

—Creo que la constancia, el valor humano a mi alrededor y la ilusión, son los elementos que contribuyen.

—¿Cómo encaja la familia, la pareja y el rol de madre en todo esto?

—Eso es lo primordial. Soy muy familiar. Para mí es la base de todo, lo que me da ilusión, lo que me hace querer ser exitosa y lo que justifica el esfuerzo enorme que hago a diario.

—Decir wayuu y pensar en Patricia Velásquez es casi automático. ¿De qué forma se desarrolla hoy tu relación con la comunidad indígena a más de una década de haber creado la Fundación Wayuu Taya?

—Por mi trabajo me cuesta ir, pero la Fundación sigue realizando actividades a diario. Yo los llevo a ellos siempre conmigo y son una gran motivación. La Fundación ocupa mi vida diaria. El equipo es extraordinario. Ellos son quienes llevan la batuta.

—Llevaste adelante una gira por Europa relacionada con la promoción de tu línea Taya Beauty. ¿Cómo reciben los europeos esta oferta de productos de belleza proveniente de la sabiduría indígena, tal como los has descrito en otras entrevistas?

—El mundo entero ha recibido Taya Beauty increíblemente porque corresponde a lo que llamo el mejor modelo de negocios, donde quien lo produce se beneficia, el consumidor se beneficia, el ambiente se beneficia y la compañía se beneficia. Son modelos sustentables que deberían corresponder a todos los nuevos modelos económicos.

—¿Qué tanto participas en el proceso gerencial y en la toma de decisiones de Taya Beauty?

—Participo solo en la parte creativa. Los ingredientes, diseños, etc. Eso es lo que mejor sé hacer. Lo demás lo hacen los socios.

—¿La raíz wayuu de qué forma influye en la persona que eres?

—Es la base de todo. Me da un sentido de pertenencia que la mayoría de las personas no poseen. 

—¿Qué es el arraigo, el sentido de pertenencia, para Patricia Velásquez?

—El arraigo es lo que me motiva a seguir luchando y a tratar de conseguir mis objetivos. Eso que hace sentirme como que pertenezco a algo, a una fuerza a la cual accedemos unos pocos, pero que no es gratuita y debemos usarla para darle a quienes menos tienen la posibilidad de soñar y conseguir sus propósitos  también. Es un lugar afortunado. Es eso que hace sentirme que no estoy sola. Lo obtengo a través de mis raíces indígenas, mi familia y mis amigos.

—Desde la óptica de alguien que ha logrado hacer una carrera exitosa en el exterior ¿cómo ves la diáspora que vive actualmente Venezuela?

—Vivo a diario lo que pasa en Venezuela a través de la Fundación Wayuu Taya. Como a todos los venezolanos me entristece muchísimo, pero siento también que somos parte de un período en el tiempo de cambio. Nos tocó a nosotros. Trato de motivar la comunicación entre las dos partes y a través de la Fundación intento hacer lo que se puede para mejorar las condiciones de vida de nuestros pueblos indígenas.

—¿Podrías darle tres consejos básicos a quien, observando tu desempeño como empresaria, decida dar un paso adelante con algún proyecto como emprendedor?

—Te voy a dar solo uno que me costó a mí todo, con malas decisiones que había tomado: “Deja que la gente haga lo que sabe hacer”. No trates de controlarlo todo. Estimula a quienes estén contigo para que den lo mejor de sí creando un ambiente propicio para ellos.

—¿Has considerado el mercado venezolano para algún plan de negocios?

—Me gustaría muchísimo si se me presenta la oportunidad.

—¿Qué implica ser tu propia marca?

—Hay que trabajar muchísimo más, pero la satisfacción es mayor porque es tuya. Es más arriesgado, pero sientes que estás haciendo algo que nadie ha hecho antes y el esfuerzo se convierte en un regalo.

 

 

Confesiones en tinta y papel

Pero sus giros por el mundo son indetenibles. Antes de Europa, tan solamente unas semanas previas, Patricia Velásquez se encontraba de viaje por otras latitudes promocionando su libro autobiográfico “Sin tacones. Sin reserva. Diario de una supermodelo en búsqueda de su verdad”. Todo un título, sin dudas. El texto alcanzó a colarse en las páginas de periódicos de diversas latitudes. Un simple chequeo del tema en Google arroja decenas de resultados. Latinoamérica no escapó al fenómeno y la novedad corrió con rapidez. La biografía se hizo protagonista en ferias de libros, levantando voces con opiniones diversas, lo cual era fácilmente comprensible ante confesiones como: “Tuve que empezar a prostituirme” y “me enamoré de ella como nunca lo había hecho antes”. Eran dos hechos que retumbaban con fuerza a la hora de volver a decir el nombre de esta mujer.

“La primera mentira se me hizo fácil” dice la línea con la que inicia el primer capítulo de su libro. Allí cuenta detalles breves de su infancia y da algunos asomos acerca de su entorno familiar, pero también muestra varios pasajes oscuros de su vida, como algunos que acompañaron sus días en el Concurso Miss Venezuela con apenas 18 años. En aquel entonces Raúl Velasco,  un narrador mexicano que era invitado con frecuencia al país, decía en señal abierta de TV en Venezuela que la candidata “Miss Península Goajira” tenía medidas de 90-61-90. El público que la vio desfilar aquella “noche tan linda” desconocía todo lo que demandó su participación en el certamen, así como la forma en que un “patrocinante” la “ayudó” a costearse los retoques cosméticos que necesitaba y por los que ella le pagó con su cuerpo. Luego, en el libro Patricia narra el atraque de su nave en Europa para despegar como modelo, así como algunas historias con las drogas y sus noches de juerga, y su primera relación fuerte con una mujer, la actriz estadounidense Sandra Bernhard, a quien conoció en París y de la cual se enamoró perdidamente.

—¿Cómo fue la experiencia de armar un libro sobre tu vida?

—Fue muy dolorosa, pero positiva y sanadora. Sacar al mundo físico recuerdos que por naturaleza tratamos de ocultar. Pensé que sería la única manera de conectar honestamente con el lector, con un objetivo muy específico. Eso me llenó de valor. Después, sentarse a escribir por horas y horas en los distintos aviones. Tuve a una persona extraordinaria, quien me ayudó en el proceso de enfocarme en lo que cumplía el objetivo y desechar lo que no alimentaba directamente lo que quería transmitir. Aprendí muchísimo, ya que la escritura no es la herramienta que más uso. Ahora me doy cuenta, después de todo este proceso, que lo importante está en la intención, en el objetivo y la honestidad. Lo demás lo hace el universo.

—¿Por qué salir del closet mediáticamente?

—Porque ha sido un gran esfuerzo y debemos tratar de ayudar a la mayor cantidad de personas posibles.

—¿Qué fue más duro: admitir tu preferencia sexual por las mujeres o afirmar que te prostituiste?

—Las dos, pero las dos tienen un final feliz.

—¿Tus confesiones han tenido algún impacto negativo en tu imagen a nivel internacional? ¿En Venezuela? ¿En la comunidad indígena con la cual trabajas?

—Todo lo contrario. Seguro habrá personas que no están de acuerdo, pero a diario recibo cientos de mensajes de personas que han sido tocadas por el libro.

—¿Y cómo afrontas ante tu hija estas revelaciones personales, que ahora son del dominio público?

—Para ella eso no es un tema. Acá (Nueva York) hay todo tipo de familias y los niños crecen con ello.

—¿Tienes en mente publicar algo más aprovechando alguna de tus facetas en particular o, por ejemplo, incursionando en la ficción; o la experiencia editorial concluye con “Sin tacones…”?

—Pienso que puedo ser útil escribiendo libros que orienten de forma sencilla a las mujeres en muchas cosas que no aprendemos en la escuela. Todavía no lo tengo muy claro, pero por ahí va la cosa. 
 

Lea la entrevista completa a Patricia Velásquez en la Edición Aniversario

de PRODUCTO que ya está en circulación


PUBLICADO: 12 de agosto de 2015