Youtube

El Meliá Caracas tiene nuevo dueño

 

Es un hecho. La cadena hotelera Meliá Hotels International S.A, con sede en Palma de Mallorca y más de 370 albergues de lujo en todo el mundo, propiedad del multimillonario español Gabriel Escarrer Juliá desde el año 1956, inició meses atrás la venta del Meliá Caracas, ubicado en la avenida Casanova, a la altura del distrito comercial de Sabana Grande en la urbanización Bello Monte, en Caracas.

Y ya tiene comprador: el grupo venezolano Traki, del empresario de origen árabe Antonio Chambra, dueño de las tiendas por departamento Traki y Tío Ammi, y quien ha sido vinculado con los Comité Locales de Abastecimiento y producción (CLAP), creados por Nicolás Maduro para paliar la crisis económica con la distribución de cajas y bolsas de comida a la población de escasos recursos.

Cincuenta millones de dólares. Eso es que lo que, especulan quienes saben, cuesta la obra arquitectónica de 18 pisos, 430 habitaciones, 236 apartamentos, 28 salones de convenciones y tres restaurantes que comenzaron a construir Michel Benko, Alfonso Duro y Alvaro Sans en 1989, pero que solo pudieron inaugurar nueve años más tarde tras las consecuencias del llamado “Caracazo”.

Cincuenta millones de los verdes solo por el hotel de 117 metros de altura -eso según Google Earth Pro-, que hoy le sirve por cierto de estacionamiento a los clientes de Traki. En la negociación no estaría incluido el centro comercial El Recreo… aunque sí los pasillos que conectan las dos construcciones, conocidos como Galerías El Recreo por su uso comercial.

Solo que la oferta del grupo Traki habría sido menor por una razón que se cae de maduro: la infraestructura del hotel está literalmente en el piso desde hace más de una década. Por las razones que todos conocen. Desde la crisis política hasta el desplome completo de la actividad turística, pasando por largos años de hiperinflación y, por supuesto, las sanciones económicas impuestas por Estados Unidos.

Pero sobre todo porque durante más de diez años, esto es, del 2004 al 2014, por ejemplo, el 80% de la ocupación del hotel corrió por cuenta de la empresa estatal Petróleos de Venezuela (Pdvsa), entonces dirigida por Rafael Ramírez, que hospedaba allí a altos ejecutivos y organizaba en los centros de convenciones todas las cumbres de Petrocaribe. Facturas que con el tiempo fueron sumamente difíciles de cobrar, está más que claro.

Amén de que, por su ubicación estratégica, primero el fallecido ex presidente Hugo Chávez y luego Nicolás Maduro terminaron por convertir el Hotel Meliá en uno de los grandes epicentros del poder.

Por ejemplo: Roy Chaderton, el abogado, diplomático y ex representante de Venezuela ante la Organización de Estados Americanos (OEA), sancionado por el Departamento del Tesoro de Estados Unidos, tuvo y sigue teniendo su propia habitación en el Meliá.

También el viceministro de cooperación económica, Ramón Gordils. Igual que la ex senadora colombiana Piedad Córdoba y el presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, quienes tienen asignadas dos de las mejores suites del hotel para cuando se les antoje aterrizar en el país.  Mientras que el ex presidente español  José Luis Rodríguez Zapatero recibe las llaves electrónicas de la suya cada vez que le ha tocado ejercer de mediador entre el Gobierno venezolano y la oposición.

Ni qué decir que fue en la Suite presidencial donde se llevaron a cabo los grandes encuentros del llamado Foro de Sao Paulo. O donde en los últimos nueve años se han reunido de manera clandestina –con entrada por el exclusivo llamado “lobbie negro”- representantes del oficialismo y la oposición para tratar de encontrar una posible solución a la crisis del país.

Con todo, en la suite presidencial, que ocupa una superficie de 370 metros cuadrados en el piso 18, con un bar con lámpara de araña de cristal, muebles de los siglos XVII y XVIII, y una sala con piscina privada, se llegaron a hospedar los reyes de España y luminarias como las cantantes estadounidenses Jennifer López y Miley Cyrus, el canadiense Justin Bieber, la española Paloma San Basilio, y las agrupaciones Red Hot Chili Pepper y Black Eyed Peas.

La intención de Meliá Hotels International S.A, ahora a cargo de Gabriel Escarrer, que es vicepresidente ejecutivo y consejero delegado de la cadena, es para algunos deshacerse del inútil elefante blanco en que se convirtió el Meliá Caracas, que ya en 2016 comenzó a tener una ocupación de apenas 43,5%, según cifras de la Comisión Nacional de Valores de España, mientras que en los otros países de América Latina Meliá registraba una ocupación superior al 70%. Ese mismo año, por cierto, la propia cadena Meliá Hotels International S.A publicó una cotización del Meliá Caracas en 25,8 millones de euros.

El objetivo de la negociación, cuyos primeros pasos se han hecho ya a través de Joaquín Domínguez, gerente general del Meliá Caracas, no sería otro sin embargo que culminar la construcción de un nuevo hotel cinco estrellas, esta vez ubicado en el norte de La Castellana, la exclusiva urbanización del este de Caracas. Una obra que se inició ocho años atrás “casi a la calladita” y tuvo que ser paralizada primero por la escasez de materiales y luego por la hiperinflación que ha azotado a Venezuela.

Poco se sabe en cambio acerca de lo que hará con el Meliá Caracas el grupo Traki, cuyos planes de expansión se han multiplicado en los últimos años. Por ejemplo: la cadena popular de tiendas Tío Ammi tiene actualmente seis establecimientos.  Cuatro de ellos en Caracas: la de Sabana Grande,  la del Centro Comercial Propatria, la de la avenida Baralt y la de la avenida Santa Teresa en Cruz Verde. Además de la de Cagua, en el estado Aragua; y la de Valencia. (Ver reportaje de PRODUCTO “Traki y Tío Ammi: todo queda en familia”).

Traki se ha quedado en cambio con las 41 tiendas restantes del grupo. Tres de ellas en Miranda y la Gran Caracas: la del Centro Comercial El Recreo, que concentra el 30% de las ventas de la marca; la de La Cascada en Los Teques, la de San Martín, y la de Charallave. Además de las que están ubicadas en Anzoátegui, Aragua, Apure, Barinas, Bolívar, Carabobo, Delta Amacuro, Falcón, Guárico, Lara, Margarita, Mérida, Portuguesa,  Sucre, Táchira, Trujillo y Zulia.

Eso sin contar, claro, la de tamaño gigante en Santa Teresa del Tuy; otra en la urbanización La Boyera, en Caracas, donde ya han hecho más que el levantamiento de tierras. Y finalmente la que estará ubicada en la urbanización Altamira, donde semanas atrás se encontraba la frutería Biruma.


PUBLICADO: 08 de marzo de 2022