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Los pasos verdes de Johnnie Walker

La primera marca escocesa de whisky del mundo acaba de anunciar un plan de acción ambientalista a diez años.  El objetivo es caminar por la senda ecológica en cada uno de sus procesos: desde el grano hasta la copa. Y sin dejar de lado la cultura del bar 

 

Seguir caminando. Keep walking, en inglés (británico, off course). Ese es el lema que identifica desde 2009 a Johnnie Walker, la primera marca escocesa de whisky del mundo, de acuerdo con la certificación recibida por el International Wine and Spirits Report. Solo en estos tiempos que el camino apunta ahora a una nueva dirección: la ambientalista.

Johnnie Walker, que pertenece a la productora y distribuidora de bebidas alcohólicas Diageo, acaba de anunciar un plan de acción “para reducir su huella ambiental, restaurar paisajes naturales y reinventar cómo se elabora, distribuye y disfruta el whisky en todos los rincones del mundo”.

O al menos en los 180 países donde está presente Diageo. Y sin importar los numeritos. En 2019 se vendieron más de 18,818 millones de cajas de nueve litros de Johnnie Walker, 10,120 millones de Red Label y 6, 235 millones de Black Label. Mientras que en los últimos doce meses el consumo de escocés se ha reducido al menos un 22% por causa del confinamiento, lo que afectó dramáticamente el turismo y también la hostelería y la restauración (restaurantes casas de comida, cafeterías, bares, mesones, vinotecas y bodegas).

El propósito de Johnnie Walker es impulsar el “consumo responsable”, pero ahora también  caminar por un senda ecológica y ambientalista en cada uno de sus procesos. Esto es: desde el grano hasta copa. Y sin dejar de lado la cultura del bar.

The Next Steps (Los próximos pasos). Así se llama la iniciativa que ha emprendido, y que incluye metas ambientales que la marca debe cumplir antes de 2030.

Por ejemplo, reducir a cero las emisiones de carbono que se producen durante el proceso de elaboración del whisky. Usar únicamente energía renovable en las destilerías. Y lograr que todos los envases sean reciclables, reutilizables y biodegradables, incluyendo las botellas de vidrio, que en el futuro deben estar hechas con al menos 60% de material reciclado y ser 25% más ligeras.

Con estas medidas de reducción de su embalaje, proyecta Johnnie Walker, se podrá reducir la huella de carbono en un 15%, lo que equivale a 4.200 vuelos de ida y vuelta de Edimburgo a Sidney.

Johnnie Walker se ha comprometido además a invertir en proyectos como plantación de árboles y la restauración de las turberas o humedales de Escocia, donde se calculan que están al menos 13% de los que existen en el mundo.

Amén de reinventar la experiencia de beber con el diseño de bares donde todo, absolutamente todo, desde el mobiliario hasta las luces, desde los vasos hasta las pajillas o pitillos, sean lo más ecológicos y sostenibles posible.

De hecho Chetiyawardana, el maestro coctelero oriundo de Sri Lanka,  propietario del bar Lyaness de Londres, mejor conocido como “Mr. Lyan”, ya ha asomado cuáles serán los “primeros pasos” del proyecto que ha ideado junto con la directora ejecutiva del movimiento Package Free (Cero residuos), Lauren Singer, y con el colectivo global The World’s Most Rubbish.

La idea, que tendrá un pre-estreno a finales de este año, antes de implementarse en varios países del mundo, es acabar con la cultura del “consumir y tirar” y reducir incluso las toneladas de desechos que se suelen producir en un local comercial.

“Johnnie Walker es una marca con espíritu pionero, innovadora y siempre dando un paso adelante. Todos tenemos un papel que desempeñar en la protección del planeta y sus recursos. Es nuestra decisión no hacer nada, o actuar y seguir caminando hacia un futuro más sostenible. Estamos muy orgullosos de esta iniciativa global”, dice Jessika Uzcategui Directora de Mercadeo de Diageo Venezuela.


PUBLICADO: 04 de mayo de 2021