Las manifestaciones no solo arrastran cada vez a más gente en Venezuela, sino que cada día son más y más ingeniosas y acaparan más y más espacios. Y aunque solo pueda vérseles en medios extranjeros, vía web o en redes sociales. PRODUCTO consultó a mentes creativas quienes las calificaron y desentrañaron.
Desde armas como las puputov -que recientemente entraron a Wikipedia-, pasando por los escudos casi medievales de los manifestantes con imágenes de todo tipo, hasta llegar a una coral que toma por asalto un centro comercial, todo, todo parece posible a la hora de manifestar.
Y es que ir a una protesta en la Venezuela de estos últimos 40 días, es algo similar a asistir a los combates cuerpo a cuerpo de los que la historia da cuenta en sus páginas. Como en los campos de batallas de la edad antigua, en estas se ven a madres y padres (de los combatientes o que solidarizan con estos) ejerciendo el rol de abastecedores: una veces de comida, otras de protección (Malox, agua con bicarbonato, paños con vinagre, etc.) otras tantas de material de combate (piedras). También se ve en ellas a los acompañantes, quienes vitorean a los guerreros que van al frente al verlos salir protegidos con sus máscaras de fabricación casera y escudos de latón y MDF y armados con resorteras y molotov. También es frecuente avistar a la caballería de motos que, junto al grupo de la cruz verde, recoge a los caídos, heridos o afectados por los gases y los llevan con rapidez a los centros de asistencia más cercanos.
Y es que, sin lugar a dudas, ver cómo, cual falange espartana, estos chicos y chicas -cuyas edades oscilan entre los 18 y 25 años- se plantan frente a todo un pelotón de policías entrenados y blindados con trajes especiales y armados con un arsenal de bombas lacrimógenas estando casi desnudos y sin mayor artillería que su temeridad y unas cuantas piedras y los hacen retroceder, no tiene parangón en la historia contemporánea.
Pero a esta suerte de épicas batallas que reseñan las redes sociales, agencias de noticias y medios digitales -a falta de medios de comunicación nacionales que las registren- se le han ido sumando una serie de manifestaciones de apoyo que destacan por su creatividad y que suman fuerza a una guerra sin cuartel no orquestada, y que pareciera no tener intenciones de parar a menos que se dé fin a la causa del descontento que generó su despertar.
Desde el punto de vista creativo
Algunos historiadores recogen el hecho de que como estrategia disuasiva contra el enemigo, en las guerras del neolítico los combatientes pitaban sus caras y ponían al frente a los más jóvenes y pelirrojos por estos tener la fama de ser indetenibles y fieros. Tal imagen pareciera estarse repitiendo en pleno siglo XXI en esta suerte de batallas urbanas en las que los venezolanos están metidos. Y es que los neoguerreros de estas tierras se han tomado muy en serio esto de las tácticas de amedrentamiento del contario, y si bien, no cuentan ni con la organización, ni las armas de un Estado, si parecen tener de su parte esa necesidad que es generadora histórica de la mayor parte de las invenciones humanas.
Tom Monasterios, comunicador social, creativo y locutor, señala a este respecto que la creatividad en la forma de combatir de esta nueva generación de manifestantes, es lo que tiene los ojos del mundo entero sobre las protestas en el país. “Esa marchas que eran una cosa alegre y que sin duda desmeritaban el fin último de la protesta han decantado, desde el 2015, en algo diferente. Sin embargo, más que la forma de protesta per se, el ingenio se está viendo más en el lado de quienes combaten. Es increíble. Lo ves en las máscaras, en los escudos y hasta en los métodos de lucha y defensa que se han desarrollado estos muchachos en últimos tiempos”.
Monasterios apunta que aunque no sea mucho lo que se pueda hacer para drenar el descontento en términos de creatividad aplicada a las marchas, es increíble lo que en otros ámbitos se está gestando. “Rayma, EDO y Pinilla han hecho gala de su genialidad interpretando la realidad en sus caricaturas, y como eso, puedes ver a alguien como Gabriela Montero, interpretando el himno nacional “a lo cacerolazo” o en su versión de la Polonesa Heroica de Chopin, sumándose a todo esto que sucede en el país.
Para Julio Grande Allende, creativo, fundador y directivo de la agencia RG2, el movimiento creativo que se está moviendo alrededor de la protesta en Venezuela no es más que una respuesta lógica a la frustración y descontento que existe en el colectivo y en especial en los más jóvenes. “Por ejemplo, las puputov, pudieran interpretarse como una expresión alegórica a la descomposición del país. Más que un arma, yo diría que es una metáfora de lo que pasa”.
Según Grande, tanto los escudos con figuras religiosas como los memes que circulan en las redes sociales, no son más que respuestas creativas a la necesidad que los venezolanos tienen de protección, espacios, libertades, medios de comunicación, etc. “En términos psicológicos la creatividad te impulsa a reorganizar los elementos de tu entorno para dar solución una ingeniosa a un problema que no tienes como afrontar. Por eso, en la medida que la represión se vaya acentuando y la rabia se vaya incrementando, las expresiones de este tipo serán en mayor cantidad y de diferente índole”.
Una estrategia común en tiempos de guerra es el uso de símbolos y de figuras históricas que despierten el sentimiento de pertenencia. En este sentido, llama la atención que con el uso del hashtag “Nuestro escudo es la Constitución” se estén volviendo virales una serie de imágenes que, en forma de memes, actualizan a los próceres. En el criterio del fundador y directivo de la agencia RG2, el uso de estos personajes de nuestra historia que representan la lucha contra un imperio extranjero como símbolos de las manifestaciones, es desde cualquier punto de vista una acción genial. “Estos personajes son símbolos que nos son comunes a todos y por tanto representan un mensaje que unifica”.
Como bien afirma Julio Grande, pareciera que de esta manera Andrés Bello, Simón Bolívar, Francisco de Miranda o José María Vargas dejan de ser nombres lejanos de una gesta remota para convertirse en coparticipes de los reclamos de libertad, y de la lucha por los derechos civiles, elementales y básicos de los jóvenes guerreros actuales.
Cuando de música y gritos de guerra se trata
Desde tiempos remotos la música en los campos de batalla ha sido un eficaz medio de comunicación entre comandantes y soldados. Por ejemplo, el sonido de trompeta era un muy buen medio para transmitir órdenes y un tambor o redoblante una manera de acompasar el corazón al pulso que se necesitaba para una avanzada. Por eso no es de sorprender que los manifestantes hayan usado música (cuatros y violines) para subir los ánimos en momentos en que las bombas lacrimógenas parecieran llevar las de ganar.
Para Vladimir Carjaval, comunicador creativo freelance, ninguno de los temas musicales que se han gestado a raíz de estas protestas les hace justicia. “A esas baladas pop que intentan colocarse como gritos inspiradores en las marchas, les falta mucho de realidad. Tal vez es por eso que este acto de la gente de Canta el Pueblo, al usar una canción de “Los Miserables” ha generado tanto impacto en los últimos días. Esta canción conecta con lo que pasa en las calles, suena a grito de guerra y es completamente pertinente”.
Carvajal -quien dice haber investigado sobre el tema de las canciones de protesta-, es enfático al emplazar a los cantautores nacionales a salirse de la comodidad de las palabras azucaradas. “Así como la creatividad conecta a una pieza publicitaria con la audiencia, la protesta tiene que conectar con el sentimiento del colectivo. No puedes hacer una campaña para alguien que lava a mano, mostrando una lavadora automática. Ojalá esto de “Los Miserables” impulse a alguien a crear un tema con la fuerza suficiente para mover la vibra y plasmar en música lo que se vive ahora en Venezuela”. (ver De Broadway al Sambil)
Antonio Noguera, vicepresidente creativo de la agencia Pulso Creativo, amplía lo dicho por Carjaval y acota que ya en el cancionero latinoamericano hay piezas con fuerza que pueden servir para levantar el espíritu que este tipo de manifestaciones necesita. “No tenemos que irnos muy lejos. “Peces de Guaire” (1990) de Desorden Público es una canción contundente, muy orweliana que habla de cómo el Estado somete al individuo, y con una visión casi profética describe lo que sucede hoy (escuchar la canción). Y allí está “Prohibido Olvidar” de Rubén Blades (escuchar canción), es decir, hablo de piezas que se escribieron con un sentimiento de protesta de efecto prolongado y que se vuelven oportunas en momentos como estos. Sentimiento Muerto, tiene una canción, “Educación anterior”, (escuchar canción) que incluso pudiera describir la impotencia que muchos de estos jóvenes manifestantes sienten en este momento”.
Pero más allá de las canciones Noguera reflexiona sobre lo importante que está siendo en esta gesta que se libra en las calles de Venezuela el que no haya campañas creativas y que todo esté concentrado en la necesidad de pedir un cambio. “Es interesante que éste no sea un momento como en el 2001/2002 en el que las consignas reinaban. El libro editado por ARS, “No volverán, Ni un paso atrás” recoge lo mejor de éstas. Pero es que en este minuto la gente siente que son más necesarias las acciones que las palabras. En este sentido, creo que los publicistas hemos hecho y estamos haciendo lo que hay que hacer que es montarnos todos en la misma línea”.
PUBLICADO: 17 de mayo de 2017