El pronóstico de que el libro digital se quedaría con la mitad del mercado no se ha cumplido. En Estados Unidos copa el 25% de las ventas. En España, según los datos de la Federación de Gremios de Editores, representa el 5,1% de la facturación total del sector. En Venezuela el porcentaje de títulos producidos con ISBN es 64% de impresos vs. 36% digital
Juan Carlos Peraza/@juanperaza
Así como la televisión no mató a la radio, el e-book no entierra todavía al papel. El deslumbramiento que produjeron en el mundo los nuevos dispositivos electrónicos de lectura y que ocasionaron una caída del 30% de venta de los formatos impresos para el 2008, desde hace unos años se ha estabilizado. El libro tradicional y el libro electrónico están llamados a convivir. Muchos lectores manejan ambos formatos, pero en la mayoría de los casos se prefiere el formato tradicional o impreso.
La supremacía del papel ha sido justificada con argumentos románticos que van desde el placer de coleccionar, las anotaciones al margen, las flores secas o pasajes de avión a modo de marcapáginas que permiten colocar en sus páginas, el olor a libro; hasta argumentos científicos como el de Why the Brain Prefers Paper (por qué el cerebro prefiere el papel), publicado por Scientific American en octubre de 2013, que señala que las pantallas de las tabletas, ordenadores, teléfonos pueden inhibir la total comprensión del texto, y generar distracción del lector. En Venezuela, la razón es económica. Nos enfrentamos al tema del acceso a divisas para poder descargar legalmente libros digitales y los dispositivos de lectura como el Ipad, Kindle u otros, no son asequibles para todos los lectores.
De acuerdo con el país.com, en España, el libro digital, representa el 5,1% de la facturación total del sector, según los datos de la Federación de Gremios de Editores. Es más, la cifra de negocio de las editoriales españolas creció un 2,8% en 2015, hasta alcanzar los 2.257,07 millones de euros. Crecimientos que ya se vislumbraban en 2014. La venta de libros en librerías tradicionales creció en un 5,6%.
En Venezuela, el sector del libro no se escapa de la realidad del país. “La restricción en el acceso a divisas ha ocasionado una merma importante en la entrada de títulos nuevos de otros países a Venezuela. No existen restricciones específicas para el sector, cualquier título que quiera ser importado puede llegar al país, la piedra de tranca es el pago de ese libro en el extranjero o el pago de los derechos de autor para poder ejecutar una producción local. Desde hace dos años los agremiados no han reportado nuevas importaciones, debido a las deudas pendientes por honrar con proveedores extranjeros, cuyo monto ronda los 7 millones de dólares”, señala el presidente de la Cámara Venezolana del Libro, Mauricio Cortés.
Por su parte, la dueña de la Librería American Book Shop, Margarita Arismendi confirma la magnitud de la crisis que en temporadas como la escolar genera importantes dolores de cabeza. “Antes venía casi todo de afuera y se podía escoger libros de las editoriales McGraw Hill, Macmillan, Longman, ahora casi no está llegando casi nada. Los grandes ausentes de este año: Los Libros para dar cursos de inglés en los colegios. La poca mercancía que llega va saliendo poco a poco porque viene con aumento. De ahí que si antes pedía 150 o 200 ejemplares de cada libro ahora solo 10 o 15, porque hay que pagarlos de contado. Ya no existe más la figura de consignación”, señala Arismendi.
El venezolano ha tenido que acostumbrarse a ver desaparecer sus tiendas favoritas producto de la crisis. Entre ellas, las librerías que en Venezuela, en más del 90% son empresas de carácter familiar, a diferencia de otros países. Algunas librerías que ya no están: Lectura (del C.C. Chacaíto), Ateneo, Libroria (ubicada en la calle París de Las Mercedes). Nacho, ha tenido que ir reduciendo el número de sucursales, para poder sobrevivir, y según informaciones extraoficiales Tecniciencia también tiene pensada una reducción de sucursales. “Todas las librerías hacen un esfuerzo excepcional por permanecer abiertas asumiendo costos y gastos propios del sector y de su ubicación. Los incrementos en los alquileres y la falta de oferta que redunda en disminución de ventas hacen, en algunos casos, insostenible la operatividad de la librería; situación que lamentamos porque en este sector una entidad que cierra es poco probable que vuelva a operar”, añade Cortés.
A pesar de este panorama, los canales regulares o tradicionales de venta en Venezuela, son las librerías, respaldadas por eventos feriales a nivel nacional. En cuanto al gusto de la lectura, en Venezuela, los géneros infantiles siempre tienen mucha demanda, también las novelas locales y los libros de superación. No obstante, en los actuales momentos resultan atractivas para algunos lectores las obras de tipo político.
PUBLICADO: 19 de octubre de 2016