Recientemente GM había anunciado su retiro de Venezuela tras 69 años, pero las esperanzas de que la decisión no fuera definitiva duraron hasta este sábado. La idea es sin regreso, al menos por el momento. Otra que dijo que cerraría fue Pirelli, empresa que –luego 26 años- también cierra sus puertas el próximo viernes 16 de junio. ¿Y ahora quién quedará para abastecernos?
Sinahí Siracusa/@sinasira
La compañía estadounidense General Motors fue la primera del fatídico fin de semana pasado en anunciar que cesaría definitivamente y de manera irreversible sus operaciones. Esto luego de -como dijese PRODUCTO recientemente en el artículo Adiós GM- la medida de embargo en abril, que tomara el Tribunal Supremo de Justicia, donde la compañía ensambladora presentó una solicitud de avocamiento ante el Poder Judicial la cual fue declarada inadmisible.
General Motors tenía 69 años en el país y su medida involucra el despido de 2.678 trabajadores, afecta también a 79 sucursales alrededor del país y a sus proveedores, que simboliza más de un 55% de la industria nacional de autopartes, debido a la negación de dicha solicitud de avocamiento.
En la última década, la Cámara Automotriz de Venezuela muestra la caída de la producción de la popular marca ensambladora. En otras palabras… en 2006, cuando el fallecido presidente Hugo Rafael Chávez notificó el viraje al socialismo del proceso bolivariano, General Motors producía en su momento 68.147 vehículos y era líder de todas las marcas que ensamblaban en Venezuela. Pero en diciembre de 2016 no produjo ni un solo vehículo. Hagan sus cálculos. (ver Sector automotriz… o lo queda de él)
No es más que un hasta luego
Pirelli Venezuela, cuya planta está ubicada en Guacara, también anunció el pasado sábado la suspensión de sus servicios en el país. Esta medida será efectiva a partir del próximo viernes 16 de junio, debido a la escasez de materia prima para la realización de sus productos.
La reconocida marca de cauchos con 26 años de servicio sobre el pavimento venezolano, confía que la contingencia que los lleva a paralizar su planta, tenga un final positivo para el progreso y crecimiento de sus trabajadores y la comunidad. En pocas palabras, no es falta de cariño, sino que no hay con qué.
Notas relacionadas:
PUBLICADO: 05 de junio de 2017