Una buena metáfora para explicar la irrupción del chavismo en la política venezolana podría ser la de un autobús o un vagón del Metro, donde eventualmente entra mucha gente diversa, pero que se va bajando a lo largo de la ruta.
Para el politólogo Ricardo Ríos, presidente de la consultora Poder & Estrategia, ese proceso no ha terminado, incluso después de que las definiciones ideológicas quedaran, si cabe, más claras. El fallecimiento del ex presidente Hugo Chávez abrió una grieta en la unidad interna que, a juicio del analista, se está ensanchando progresivamente.
Según el trabajo de seguimiento que hace la empresa asesora, 2018 ha sido un año especialmente complicado en el ámbito de la cohesión interna del grupo gobernamente, pues se han incrementado las manifestaciones de disidencia -sin llegar a ser graves o críticas, pues se circunscriben a algunas individuales que, además, han perdido poder institucional- y el incremento de militares detenidos por razones "políticas".
Según la estadística de Poder & Estrategia, en su reporte de septiembre, en lo que va de año se han reportado oficialmente 24 detenciones de oficiales castrenses, lo que supera el "pico" histórico de los últimos cinco años que estaba en 2015, con 13 aprehensiones.
El número real de efectivos militares detenidos es difícil de precisar, porque no existen reportes precisos y, además, se incluyen dentro de la categoría de presos políticos, cuyo número, según el Foro Penal Venezolano, se eleva a 237 personas, al 14 de octubre pasado.
A juicio de Ríos, el chavismo inició una nueva etapa de progresiva fractura en 2014, con el pronunciamiento crítico del ex ministro de Planificación y "mentor económico" del ex mandatario Hugo Chávez, Jorge Giordani.
Sin embargo, 2015 y 2016 fueron años de reagrupamiento y paz interna, debido a la derrota en las elecciones parlamentarias y a la posibilidad real -en ese momento- de que pudiera prosperar un referendo revocatorio contra el presidente Nicolás Maduro.
El chavismo, según Ríos, ha ido generando tendencias críticas, como la organización Marea Socialista y el grupo del, hoy presidiario, mayor general Miguel Rodríguez Torres. El ex alcalde mayor de Caracas, Juan Barreto, tiene tiempo en la construcción de un partido denominado Redes, también a partir de cierta idea chavista "originaria" que cada vez es más crítica con el desempeño de Nicolás Maduro, e incluso con el proceso constituyente que este ha impulsado.
Elías Jaua, ex ministro de varios despachos y ex vicepresidente, parece estar en un incómodo ostracismo, luego de haber cuestionado el funcionamiento interno del Partido Socialista Unido de Venezuela. Y, por supuesto, destaca el caso de Rafael Ramírez, ex "zar" petrolero por más de una década, quien parece enfocado a construir una alternativa opositora desde el chavismo, también para rescatar el "legado".
Para el presidente de Poder & Estrategia, Ricardo Ríos, un factor clave que pudiera estimular estas disenciones en el seno de chavismo gobernante está en la ausencia de una oposición con capacidad real de incomodar al factor político que hegemoniza el ejercicio del poder.
"A falta de amenaza externa (opositora), la cohesión mecánica se debilita. Estas confrontaciones han sido propicias para generar purgas, sobre todo en la FANB, y quitar del camino a los adversarios políticos internos del PSUV que se enfrenan a los principales vectores de poder", explica el analista.
"El segundo momento de crisis en cuanto a disidencias políticas, comienza en 2017, luego que la crisis económica se ha hecho aguda y adicionalmente se plantea la Constituyente, con esto Maduro estaría rompiendo con 'el legado de Chávez', narrativa fundamental dentro del chavismo. Esa segunda etapa de crisis de disidencias es mucho más intensa que la primera, y parece no haber cesado durante 2018", señala el politólogo Ríos, presidente de Poder & Estrategia.
Ríos explica a PRODUCTO que "resulta incierto cuál ha sido el impacto de estas disidencias a lo interno de los liderazgos medios en el gobierno. Es posible que los conflictos y detenciones hayan causado enardecimiento (caso FANB), como también es posible que causen miedo y paralización. En el caso militar, al tratarse de un mundo hermético, es difícil saberlo. No obstante, en el mundo político interno del gobierno, las diferencias de enfoque y conflictos de grupo se hacen evidentes con mayor frecuencia".
"Los cambios y diferencias de narrativa ('legado de Chávez' vs. 'invisibilización de Chávez') generan un factor subjetivo que también puede abonar a un rompimiento interno, o a una separación que cada vez se hace más presente", advierte el politólogo.
LA OPOSICIÓN PUEDE TENER 56,6% DE RECHAZO
El estudio de opinión mensual que hace Poder & Estrategia con una encuesta de carácter nacional revela que 73,6% de los entrevistados identifica claramente la existencia de alternativas políticas distintas a los sectores del gobierno; sin embargo, 36,40% no simpatiza con sus postulados ni prácticas.
El 20,2% de los encuestados considera que no existen opciones de alternabilidad viables para el actual gobierno, dato que parece estar más o menos en línea con el nivel de aprobación que registra la gestión de Maduro en la mayoría de las encuestas.
Entre aquellos encuestados que no reconocen la existencia de una oposición real y que se identifican con el proceso y quienes, aún reconociendo la presencia de factores opositores, rechazan sus propuestas se suma a 56,6% de la población consultada.
Solo 37,2% de los encuestados simpatiza con alguna opción de oposición al chavismo.
Estos datos pueden resultar una ilustrativa lectura para quienes propagan ideas triunfalistas sobre el potencial electoral opositor, lo que no significa, en ninguna circunstancia, predicar la abstención -que casi nunca es una opción políticamente rentable-, pero sí mucho realismo a la hora de diseñar las estrategias políticas.
PUBLICADO: 21 de octubre de 2018