Cuando se habla de vender una empresa en Venezuela, no siempre aplican todas las reglas de valoración generalmente aceptadas, sino que el peso se mueve desde la determinación vía los métodos tradicionales, de por ejemplo, valor corriente -o de reposición- de los activos, o también de valor neto presente del flujo de caja descontado; hacia la agregación de valor que esa empresa o activo pueda adicionar al proyecto del comprador.
Este se volvió un mercado de compradores, que son los que en definitiva fijarán el precio; más allá de lo que el vendedor pueda creer o querer. Y tal vez es por eso, que algunos empresarios, prefieren cerrar su empresa, antes que “regalarla”, que es la matriz de opinión dentro de la cual, cualquier potencial comprador, se aproxima al mercado venezolano.
Nuestro mercado interno sufre de una cantidad de distorsiones, las cuales se notan más o menos, dependiendo del sector del que se trate. Y eso ha ido cambiando con el tiempo, porque no solo el mercado se ha achicado considerablemente, sino que se ha ido transformado, no solo en su topología -empobrecimiento de la población y expectativas de los consumidores- sino también en su poder de compra. Nos hemos convertido en un típico caso de economía de la base de la pirámide, y desde ese ángulo habría que ver el futuro del pais.
Las noticias sobre la posibilidad de que el estado venda Movilnet al sector privado, nacional o internacional, debe leerse desde diferentes puntos de vista:
· Desde lo sectorial, donde con la cuarentena la gente intensificó su consumo de servicios digitales, y disparó la valoración de las empresas proveedoras de contenido y de plataforma y transporte de datos
· Desde el punto de vista de mercado, con una red concentrada en la población de bajos recursos, con la caracterización y atributos que eso significa; los servicios a ese sector suelen ser atractivos y rentables, por aquello del peso de la cantidad, en la ecuación de peso por cantidad
· Desde la tecnología, la cual, desde 2007, fecha en que Movilnet pasó a manos del estado, ha ido cambiando a pasos agigantados, pasando desde la ventaja competitiva del “vergatario” como dispositivo de comunicación por voz en 2009, a que la voz pierda vigencia y el negocio se traslade hacia el transporte de datos y aplicaciones, en 2021; lo cual significa diferentes bandas y equipamiento, que Wikipedia calcula en una inversión acumulada (me imagino que a precios de costo) de mil millones de dólares
· El otro ángulo desde el que hay que verlo es el financiero, con tarifas controladas y un flujo de caja limitado, pese que se dice que tiene un millón setecientos mil clientes, lo cual en cualquier otro mercado sería suficiente para hacer un cálculo preliminar de valoración por cliente, el cual debería superar los mil dólares por cliente; pero claro ese no es nuestro caso y su valoración nunca partiría de ese número, sino tal vez del tamaño de la red y su potencialidad de uso para servicios de datos, de televisión y transacciones de banca y finanzas
· Y lo que no es menos relevante, sino todo lo contrario, es que se trata de un sector altamente regulado y politizado, bajo un tipo de gobierno con mucha presencia en la vida diaria de la gente. Y que la gente, especialmente los más pobres que son los clientes de Movilnet, puede influir de tal manera que afecte la integridad operativa de la empresa. El valor de la concesión es un elemento a tener en cuenta
· Las prestaciones operativas últimamente no son buenas, y los clientes han ido migrando hacia otras operadoras con mayor facilidad de conectividad y espectro de servicios. Habría que ver si la reputación puede ser recuperada para la actividad que tiene actualmente o si tendrá que convertirse en un mayorista con su reputación en blanco, como arrancar desde 0
En entendible que en un entorno de reducción de los ingresos del estado, pueda pensarse en la razonabilidad de la intención de que el estado se desprenda de sus empresas y activos; voluntad que ya expresó con la promulgación de la Ley Antibloqueo. Pero, si consideramos los conceptos con los que inicié estas reflexiones, no es tan relevante lo que en la actualidad esté funcionando como Movilnet, sino lo que, en forma prospectiva, un posible interesado, pueda hacer con la empresa. Por eso es que el precio que proponga el vendedor –ya sean los mil millones de la inversión acumulada, los 1.700 millones de la valoración por cliente, o los 500 millones que dice la prensa- será lo de menos, y lo importante será el valor que pueda añadir al proyecto del potencial comprador. Y allí, recién entonces, podremos hablar del precio; y allí estará la pista de si hay que pagar algo por ella, o con solo transferirla ya sería suficiente.
El paso inmediato, si la intención de vender Movilnet existe, es manifestarla con claridad, armar un prospecto con un due diligence preliminar, contratar los servicios de consultoría en finanzas corporativas, e identificar y contactar a los potenciales interesados. Y allí, recién entonces comenzaremos a transitar el camino del precio.
(*) Economista. Consultor Gerencial en Estrategia de Negocios
PUBLICADO: 10 de febrero de 2021