* El fotógrafo venezolano Donaldo Barros, ganador del premio Best Photo of 2020 que entrega la plataforma digital Agora, cosechó una lluvia de loas pero también improperios con su imagen
El 22 de abril de 2017. A la 1:31 de la tarde. A esa hora Donaldo Barros, fotógrafo caraqueño, hizo el disparo, pero se diría que nadie se percató de ello porque su arma (una cámara Canon 5DsR con un lente 16-35) emite apenas el sonido de un ligero pestañeo. Un click que, sin embargo, ha hecho eco en distintas partes del mundo luego de que la plataforma digital Agora eligiera su imagen como la Best Photo of 2020, entre al menos 33 mil fotografías de 135 países.
Una foto que tomó él en una de las centenas, más bien miles, de manifestaciones que ha protagonizado la oposición venezolana en contra de Nicolás Maduro en los últimos ocho años.
“Yo estaba en la Autopista Francisco fajardo, entre (las urbanizaciones) El Rosal y Las Mercedes. Había protestas. Y en el puente Las Mercedes (ubicado en la avenida José Martí) se había armado una trifulca entre la Guardia Nacional y la gente que protestaba. Pero de pronto paró y la gente comenzó a retirarse. Yo también. Todo parecía estar en calma. Y fue cuando vi a una mujer mayor caminando a contra vía desde El Rosal. Era una monja, una hermana. Llegó hasta el puente y le pidió a varias personas que la ayudaran a subirlo. Y entonces tomé la cámara y comencé a perseguirla”, cuenta Barros, que disparó una y otra vez.
Click. Cuando la monja, ataviada con su hábito blanco, solo protegida con un crucifijo de madera en el pecho, logró subir el puente. Click. Cuando emprendió su camino rumbo a dos Guardias, de uniforme, con cascos antimotines, chalecos antibalas, máscaras antigás, y sendas escopetas para lanzar bombas lacrimógenas. Click. Cuando uno de ellos posó su mano sobre la hermana. Click.
“Sentí que algo iba a ocurrir. No necesariamente algo que generara mucha bulla, pero sí que alguna página se iba a escribir, porque fue un momento, digamos, sin ánimos de sonar profundo, sumamente poético. Por un lado, una persona muy mayor, una monja, con los ojos irritadísimos, y con una mascarilla quirúrgica que no la protegía absolutamente nada de los efectos de los gases lacrimógenos que había todavía en el aire. Y por el otro lado, los guardias… acercándose a ella”.
Es esa la foto que ha rodado por el mundo. Esa es la imagen que compitió con otras 33 mil fotografías del planeta. Es esa la imagen que ha sido galardonada por la plataforma digital Agora con el premio Best Photo 2020, que otorga 25 mil dólares al ganador y la promesa de su publicación en distintas plataformas. “
Una imagen titulada “Historia de Venezuela” y que no tardó en despertar loas, pero también menosprecio. “Hubo de todo”, saca cuentas él. “Hubo satanización y mucho amor. Creo que a la gente que la satanizó le molestó sobre todo que pudiera existir una acción positiva en todo este caos que estamos viviendo. Y cuando sucede algo bueno, que es lo que la gente reclama y pide a gritos, lo más fácil es decir: ‘Es mentira’, ‘Eso no sucedió’ o ‘Te pagaron’. Hubo comentarios horribles. Gente que dijo que todos los religiosos son unos embusteros. Pero así como me llamaron ‘hipócrita’, ‘falso’, y ‘estafador’, también me hicieron comentarios positivos y muy bonitos”.
Donaldo Barros tiene una lectura personal de la Best Photo 2020: “Esa imagen rompe totalmente con la costumbre del odio, del conflicto, y de la confrontación, que vivimos desde hace años. Esa imagen retrata un momento empático entre dos instituciones que no están reconocidas masivamente por su empatía, porque sabemos la cantidad de gente que suele criticar a la iglesia y sabemos la cantidad de gente que suele criticar igualmente a los organismos de seguridad. Y esa imagen lo que hace es romper esa costumbre”.
Fue por eso precisamente que la eligió para participar en el concurso de Agora. Por el importante mensaje que transmite, subraya Barros, por encima de las decenas de fotografías “impresionantes” que captó ese mismo día.
De la monja, cuenta él, solo llegó a enterarse después que se llama Esperanza. Y eso gracias una sobrina de ella que contactó a Barros para contarle que “todos en su familia estaban contentísimos” de que su tía, quien en ese momento se encontraba en un retiro espiritual, hubiera logrado transmitir a tanta gente un mensaje tan bonito y con algo del “ímpetu” y “la rebeldía que siempre la ha caracterizado”.
Barros, quien nunca ha trabajado para un medio de comunicación y tampoco para una agencia de noticias, cuenta que en 2014 se lanzó a las calles para tratar de ver de cerca lo que estaba sucediendo en su país, pero sobre todo para tratar de “entenderlo” y luego “contarlo a otras personas”. Y hacerlo a través de imágenes. De allí que su tarea, aclara, no es investigar la identidad de quienes aparecen en sus piezas, pues la fotografía, agrega “debe hablar por sí sola”.
PUBLICADO: 02 de febrero de 2021