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A la velocidad del viento #Opinión

Bienvenidos al mundo digital, donde nacen seis bebés y se activan 12 líneas móviles por segundo, donde hay más dispositivos móviles conectados que seres humanos en el planeta, donde los niños interactúan con una tableta sin todavía saber hablar ni leer, donde la esperanza de vida del ser humano aumentará a 170 años en los próximos 20 años, donde las empresas se comunican con sus clientes no por medio de sus marcas y sí directamente en las redes sociales, donde los clientes y usuarios de los productos y servicios son co-autores y colaboradores de las propias empresas que los producen, donde los empleados aspiran a ser emprendedores digitales, en fin, bienvenidos a un universo de oportunidades ilimitadas.

Este nuevo mundo presenta una inmensa cantidad de oportunidades de mercado y de negocios;  las cuales también nos presentan grandes riesgos, entre ellos el de ser desplazados por nuevos jugadores que por medio de la disrupción cambian al mercado y a las reglas de una industria. Jugadores desconocidos, totalmente nuevos y que nunca estuvieron en el radar de los estrategas de las grandes empresas o corporaciones y, si lo estaban, no los consideraban amenazas reales, lo cual fue claramente ilustrado y documentado por el académico Clayton Christensen en su obra “El Dilema del Innovador”.

En este nuevo mundo, la innovación pasa a ser un instrumento primordial dado que la misma se basa en una realidad que no se puede obviar, en la que existe una necesidad de generar un cambio que sea significativamente positivo en nuestro entorno, sea cual sea.

Esta necesidad se manifiesta por medio de las oportunidades que se presentan en el mercado mediante la demanda de servicios y productos que el público esta ansiosamente esperando para disfrutar y dispuesto a pagar por ellos.

Estas oportunidades generalmente requieren cambios cuyos alcances pueden ser tan amplios que van desde apenas agregar una nueva utilidad a algún producto o servicio ya existente, hasta impactar en las organizaciones y sus procesos internos, pudiendo exigir adaptaciones y cambios radicales en los modelos de negocios y de los ingresos existentes.

La innovación no ocurre por efecto de una epifanía, ocurre porque hay una necesidad de cambio y la acompaña un proceso y un entorno que permite que la misma surja después de mucha dedicación y trabajo.

Wayra (viento en idioma quechua) es un programa de aceleración de empresas, startupsdigitales, con un modelo híbrido de intra-emprendimiento con innovación abierta, cuya misión es identificar y seleccionar el talento existente, desarrollar y fortalecer los ecosistemas de emprendimientos locales, crear grandes empresas con nuevos y espectaculares productos y servicios y, a la vez,  transformar y preparar la cultura corporativa para el mundo digital.

Nuestra experiencia en Venezuela ha sido inmensamente gratificante, y la podemos medir en números. Desde la primera convocatoria realizada en Octubre de 2011 hemos recibido más de dos mil propuestas de emprendedores locales con ideas innovadoras de nivel internacional y a la fecha hemos incorporado 24 equipos en el programa de la Academia de Caracas, que hoy en día son empresas innovadoras, en las áreas de salud, seguridad, educación, servicios, redes sociales, comunicaciones digitales, comercio electrónico, entretenimiento, inteligencia de negocio, inteligencia artificial, realidad aumentada, publicidad y mercadeo digital.

Del talento emprendedor venezolano hemos podido comprobar que contiene los elementos necesarios para llevar su emprendimiento con mucha innovación. Es un talento apasionado por la idea de generar un cambio mediante el uso de la tecnología, que busca un impacto significativo en su entorno y al mismo tiempo capitalizar la oportunidad de negocio que le brinda el mercado. Es un recurso lleno de ilusión, que ve la crisis como una oportunidad y es movido por la curiosidad, por la creatividad y por la aspiración de ser un referente en el mundo.

gustavo.reyes@telefonica.com


PUBLICADO: 22 de septiembre de 2014