Los peores pronósticos se cumplen inexorablemente. El muchas veces predicho colapso del sector eléctrico ha ocurrido, con un apagón en 21 estados que superó las 76 horas de duración, y que, a la hora de escribir esta nota, apenas había sido resuelto parcialmente. Expertos y fuentes de Corpoelec consultados temen que, entre sus consecuencias, puede venir un racionamiento permanente del suministro en todo el país,
El origen del problema es una falla en cascada de unidades del sistema Guri, la cual, al parecer, ha sido muy difícil de solventar. La mayoría de los medios audiovisuales, emisoras de radio y televisoras, han trasmitido más de un día completo con sus plantas de reserva, pero se han limitado a repetir la versión oficial que es la misma de siempre; el sabotaje.
En una primera instancia, el discurso del presidente de Corpoelec, una empresa que ha perdido más de 70% de sus cuadros técnicos, general Luis Motta Domínguez se centró en la “guerra eléctrica”, una especie de mantra comunicacional que utiliza cuando hay fallas o apagones parciales.
Cuando en el ejecutivo chavista se dieron cuenta de la gravedad del problema, el ministro de Comunicación de la administración Maduro, Jorge Rodríguez, habló de “sabotaje cibernético” y destacó que el ataque fue preparado para durar “varios días”. ¿Un intento anticipado de controlar daños, ante la posibilidad de que la crisis se prolongue?
La gestión cuestionada y acusada de usurpación de Nicolás Maduro no explicó los pormenores de la situación, ni habló de las medidas que se están tomando para estabilizar la crisis, sino que se limitó a la épica antiimperialista para tratar de convertir una demostración palmaria e incuestionable de imprevisión, improvisación, irresponsabilidad e incompetencia en una “gesta gloriosa” contra Estados Unidos.
EL CAOS
El apagón que comenzó este jueves 7 de marzo cerca de los 5 de la tarde, es el más prolongado que se recuerde en el último medio siglo. Es un hecho que se viene pronosticando desde 2008, cuando se produjeron los primeros síntomas de una crisis que no se ha sabido resolver.
La búsqueda de excusas y de responsables externos dejó de lado la necesaria planificación para evitar la crítica situación que se estaba gestando, y que se resume en que ahora el 80% del suministro depende del sistema hidroeléctrico de Guri, porque el parque termoeléctrico está inactivo en más de 60%.
Los datos han sido repetidos incontables veces, para no hablar de la corrupción que ha caracterizado la gestión del sector, desde los tiempos iniciales de la llamada revolución bolivariana.
Jesse Chacón, uno de los ex ministros de Electricidad que ahora vive en Europa con cargo diplomático, dijo que la generación y distribución de electricidad había subido en 2013 a más de 14.000 megavatios, y se ufanaba de que en 1998 la oferta disponible apenas pasaba de 4.500. El ex ministro olvida el pequeño detalle que esa oferta hoy ha disminuido en cerca de 7.000 megavatios, lo que quiere decir que el país es más vulnerable en materia eléctrica que hace 20 años.
Cálculos recientes del Colegio de Ingenieros indican que las necesidades de inversión en el sector superan los USD 25.000 millones, y que podría tomar entre tres y cinco años, en condiciones normales, reponer una capacidad activa suficiente.
Corpoelec es una empresa en proceso de desmantelamiento. Se estima, según fuentes de la misma compañía, que se ha perdido más de 70% del personal técnico especializado, debido a las malas condiciones laborales y el éxodo de profesionales en los últimos cinco años.
Lo que asombra a los expertos es que, por muchos años, Guri fue el sistema de generación hidroeléctrico más robusto de América Latina, y se trata de tercera central más grande del mundo, incluyendo al subsistema del Bajo Caroní, detrás de “Tres Gargantas” en China, y la represa de Itaipú en Brasil y Paraguay.
LOS IMPACTOS
El apagón nacional ha tenido impactos extremadamente graves en el país, especialmente en el sector salud, ya que las plantas de emergencia en los hospitales públicos han funcionado de manera limitada. La ONG Codevida reportó que más de 10.000 enfermos renales no recibieron diálisis. En la mayoría de los hospitales del país no había luz, por lo que las Unidades de Cuidados Intensivos estaban sumamente comprometidas.
Al cierre de esta nota, no había cifras precisas sobre el número de pacientes afectados y fallecidos por la situación, pero en redes sociales se denunciaron casos de fallecimientos de niños hospitalizados en Caracas, Maracaibo, Maracay, y Portuguesa; sin embargo, no se trata de informaciones debidamente confirmadas al cierre de esta crónica.
PRODUCTO pudo confirmar el colapso del Aeropuerto Internacional “Simón Bolívar” de Maiquetía, cuyo sistema eléctrico de respaldo funcionó cerca de ocho horas; después el terminal quedó totalmente a oscuras y más de un centenar de usuarios tuvo que pernoctar en las instalaciones en estas condiciones. Cerca del mediodía, seguían llegando viajeros, pero los empleados de las aerolíneas eran incapaces de orientar eficazmente a los viajeros.
La situación fue tan o más grave en el resto de los aeropuertos del país, con reportes de varios cientos de pasajeros varados en el país en horas de la noche y otros en la misma condición en terminales extranjeros.
El funcionamiento de las redes de telecomunicaciones es intermitente y redes sociales, como Twitter, Facebook e Instagram eran prácticamente inaccesibles. La red de datos de Movistar funcionó con cierta regularidad, y la de Digitel en algunas zonas puntuales. Cantv y Movilnet presentaron un desempeño más precario.
En horas de la mañana de este viernes 8, Nicolás Maduro decretó asueto laboral y escolar. Su titular de Defensa, general Vladimir Padrino López, dijo que la FAN incrementaría el patrullaje para “garantizar la paz del pueblo”.
En Caracas, hubo una fuerte presencia de la Guardia Nacional, la Policiía Nacional Bolivariana y de civiles miembros de los llamados colectivos en el centro de la capital, en el perímetro extendido del Palacio de Miraflores, en Catia y otras zonas del oeste en horas nocturnas, mientras las Alcaldías de Chacao y Baruta, donde hubo zonas que llegaron a casi 30 hoiras sin electricidad, mantuvieron operativos policiales y de salud de emergencia, en condiciones complejas.
Al cierre de esta nota, comenzaba la segunda noche de oscuridad en Caracas. Seguramente, será más larga y peligrosa que la anterior, y en medio de la crisis pueden aparecer señales más perturbadoras de la descomposición social que vive el país; no obstante, no se han reportado brotes de anarquía ni violencia en el país. En general, más allá de sonoros cacerolazos en algunas zonas de la capital se mantuvo la tranquilidad, e igualmente en el resto del país.
Queda claro que esta situación no puede continuar. La ciudadanía debe entender este caos eléctrico como una metáfora del caos generalizado en el que está sumido el país. Y lo peor es que, cuando sea que esta situación de colapso se supere, en lugar de renuncias se produzcan reconocimientos para los protagonistas de la “gesta”, porque la otra cosa que se apagó con la luz es el derecho constitucional a la información veraz.
PUBLICADO: 09 de marzo de 2019