El director de Ecoanalítica, Asdrúbal Oliveros, hace un análisis panorámico sobre la economía del país en el podcast Venezuela Global. Allí señala que las medidas solo permitirán cubrir la mitad del gigantesco déficit que el gobierno enfrenta.
La hiperinflación en Venezuela puede prolongarse por un período de dos años, porque no existen las condiciones institucionales que permitan el cambio de políticas que permitiría parar este fenómeno, ya que, en regímenes autoritarios, los ajustes son más complejos, debido a que no existen contrapesos políticos.
Este es el criterio del director de Ecoanalítica, Asdrúbal Oliveros, quien, además, proyecta que todas las medidas que el gobierno de Nicolás Maduro está tomando para enfrentar su enorme crisis fiscal, incluido un eventual aumento de la gasolina, reportarán unos 8.000 millones de dólares en lo que resta de año, cuando el déficit fiscal se estimada en, aproximadamente, 20 puntos del PIB; es decir, 16.000 millones de dólares.
El economista dio estas declaraciones en una entrevista con el podcast Venezuela Global (@venglobal), conducido por el abogado experto en Derecho Internacional Mariano de Alba (@marianodealba) y el periodista y politólogo José De Bastos (@JDeBastosH).
Para Oliveros, el mejor precedente para dimensionar la crisis actual del país es la Guerra Federal del siglo XIX. "Es más, esta es una de las peores crisis vividas por algún país latinoamericano en la historia contemporánea".
"Discurso hueco"
Según Oliveros, cualquier expectativa medianamente positiva que se hubiera podido derivar del discurso inicial de Maduro sobre el objetivó de "déficit cero" y el fin del financiamiento monetario, quedó descartada con la implantación de las medidas, las cuales, sin duda, conducirán a una exacerbación de la hiperinflación y tendrán "efectos sociales muy peligrosos".
"Es un discurso hueco, porque no estamos ni de cerca frente a un plan de estabilización", afirmó.
De acuerdo con el criterio del director de Ecoanalítica, el denominado plan de Maduro tiene dos graves problemas de arranque: el primero es que carece de liquidez en divisas, y el segundo es que no tiene ninguna credibilidad.
"Por razones dogmáticas, puramente ideológicas, el gobierno se niega a pedir apoyo financiero en organismos multilaterales y, por otra parte, está claro que Rusia y China están retiscentes a prestar más dinero", por lo que es imposible estabilizar el mercado cambiario con una oferta de divisas suficiente.
"Maduro sobrevalora su capital político"
Asdrúbal Oliveros es claro al señalar que el madurismo, como sector dentro del chavismo, asume un riesgo muy grave con este set de medidas económicas, que básicamente supone cobrarle a la sociedad la factura de su propia irresponsabilidad fiscal.
"Los efectos sociales, políticos, institucionales y, sobre todo, de masiva destrucción del aparato productivo que sobrevive, pueden ser extremadamente graves y hay actores del chavismo que entienden que, en un escenario de colapso, es más barata, en todo sentido, una transición negoaciada hacia un modelo más pragmático", apunta.
El economista recuerda que hay una relación directa entre el tipo de régimen político y la capacidad de daño que pueden hacer las hiperinflaciones, fenómenos a los que calificó de "metástasis" de las crisis económicas.
"En las democracias, las hiperinflaciones se superan más rápido, porque existen los mecanismos institucionales para sustituir al gobierno y pasar a una estrategia distinta. En los regímenes autoritarios, como el de Venezuela, esos mecanismos no existen, por lo que la situación es más compleja y las crisis se prolongan".
Además, en el caso venezolano hay que añadir el elemento de que la oposición política está en desbandada, es incapaz de articular estrategias efectivas para elevar los costos sociales y políticos de las malas decisiones del Ejecutivo.
"Maduro sobrevalora su capital político. No entiende que en el proceso de acabar con la economía, estas políticas también pueden terminar con su gobierno". Oliveros recalca que hay sectores dentro del chavismo que miran estas decisiones con mucha desconfianza y preocupación.
"Hay un conflicto entre diferentes grupos de poder interno y esa es la razón por la que estas medidas pueden ser un primer experimento hacia un cambio más pragmático. Todavía quedan sectores radicales, fundamentalistas en el chavismo que apuestan por más controles y represión. Quizás, esto explica porqué Maduro actúa como lo hace", indica el director de Ecoanalítica.
Burguesía roja
Para muchos analistas, el objetivo de fondo de las medidas de Nicolás Maduro es terminar de arrasar con lo que queda de iniciativa privada en Venezuela. El director de Ecoanalítica, Asdrúbal Oliveros, tiene una perspectiva algo distinta.
En su opinión, en medio de la crisis ha surgido un sector privado emergente que ha recibido dólares preferenciales, está vinculado a líderes y sectores de poder dentro del gobierno, invierte en activos -especialmente inmobiliarios que están increíblemente depreciados-, ocupa espacios que han dejado -o han sido obligados a dejar- empresas tradicionales, y se benefician de un sistema opaco, donde es muy difícil ratrear el origen de los capitales.
En consecuencia, no es que el escenario sea la definitiva desaparición de la empresa privada, sino que se construye una red empresarial que soporte al poder y medre a su vera como parte de una estrategia perpetuación del orden.
Sin embargo, el empresariado, en general, está severamente golpeado. Según Oliveros, la rentabilidad promedio del sector privado ha caído 60% en los últimos cinco años. "Ciertamente, alguien podrá decir que se ha reducido menos que el poder adquisitivo de los trabajadores, pero esta es una situación que pone en grave riesgo la estabilidad de cualquier empresa y, entonces, enfrentamos ahora una enorme crisis derivada del desempleo masivo que se puede provocar".
"No puede ser Maduro"
Asdrúbal Oliveros se suma a las voces que consideran imposible trazar una hipótesis válida sobre el final de este camino. Después de todo, siempre se puede estar peor. De hecho, el economista no descarta la posibilidad de que la administración Maduro logre ganar tiempo suficiente como para alguna circunstancia favorable le permita permanecer en el poder.
Sin embargo, tiene absolutamente claro que, si se trata de hacer una estrategia de ajuste seria, creíble, eficaz y con el respaldo financiero necesario, "no puede ser Maduro el que la lleve adelante".
Para Oliveros, Maduro está condenado irremisiblemente por las sanciones internacionales en contra de su gobierno, las graves acusaciones de supuesta corrupción que pesan sobre su administración, y su imposibilidad real de lograr acuerdos sociales con credibilidad suficiente como para avanzar en un cambio de rumbo.
"Maduro se ha declarado enemigo de nuestro primer socio comercial y la primera economía del mundo, que es Estados Unidos", lo que constituye un elemento fundamental que inhabilita al gobierno para torcer el rumbo de manera radical, aún si así lo quisiera.
PUBLICADO: 25 de agosto de 2018