Con 60 años el mercado, El Tiempo de Trujillo dejó de circular este martes 31, lo que deja a este estado andino sin medios impresos. Ya van 35 periódicos del interior del país cerrados en los últimos cino años.
La prensa independiente se ha convertido en una especie en extinción en Venezuela, debido a la política de "acoso y derribo" que se ha establecido desde el gobierno contra los medios independientes.
Este martes 31 de julio le llegó la hora a El Tiempo de Trujillo, el único rotativo que quedaba en esa región, y que se ha convertido en el periódico número 35 que se despide de su audiencia en los últimos cinco años, según la estadística mortuoria que lleva el Instituto de Prensa y Sociedad (Ipys).
Desde que la administración del ex presidente Hugo Chávez lanzó la política de "hegemonía comunicacional" -en tiempos cuando el ahora crítico Andrés Izarra era ministro de Comunicación-, se ha hecho sistemática la persecución contra emisoras de radio, canales de TV y medios impresos, los cuales, además, han sido asfixiados por el control estatal del suministro de papel.
En esta línea, las estadísticas del Ipys muestran que este primer semestre de 2018 ha sido un tiempo especialmente oscuro para la prensa venezolana, pues han cerrado 10 periódicos, todos por falta de papel.
Entre los diarios que ya no están en la calle figuran El Impulso de Lara, El Falconiano (Falcón), Las Noticias de Cojedes (Cojedes), Frontera (Mérida), La Verdad y El Oriental (Monagas), La Región de Sucre, La Región (Miranda), El Clarín (Aragua).
Algunos de estos medios han apostado por sobrevivir en versiones digitales, pero con éxito muy relativo, porque la penetración de Internet en la provincia es menor a la registrada en Caracas, Valencia y Maracaibo, por lo que varios editores insisten en que el negocio es insostenible.
La prensa de provincia en Venezuela ha sido históricamente muy dependiente de la publicidad estatal y los medios críticos han sido sistemáticamente excluidos de los programas de inversión publicitaria de las entidades públicas, a tal punto que varios editores de provincia han reportado bajas de facturación superiores a 70% en sus plataformas digitales, en los últimos dos años.
La mezcla de factores que contribuye a la progresiva desaparición de la prensa en el interior del país pasa por la reducción drástica del número de anunciantes, la baja inversión de los quedan, la política de segregación comercial que aplican los entes del Estado, la falta de papel y otros insumos, la escasez de recurso humano calificado y un constante incremento de costos operativos.
El Tiempo, que se editaba en Valera, tenía 60 años en circulación y era el diario regional con mayor alcance en el estado Trujillo.
En la provincia progresa la desinformación
La situación de las comunidades del interior de Venezuela en materia de acceso a la información es precaria, y las perspectivas es que algunos estados, como ya son los casos de Trujillo y Portuguesa, se queden sin periódicos de circulación local o regional.
El control estatal sobre el suministro de papel, a través de la Corporación "Alfredo Maneiro", ya ha llegado a instancias internacionales, porque se trata de una evidente violación de derechos constitucionales básicos, como la libertad de expresión, el derecho a la información, la libertad de comercio y asociación con fines económicos y de la propiedad privada, entre otros.
También la radiodifusión de provincia ha sido víctima de la censura hegemónica impuesta por el gobierno. En 2017, Conatel ordenó el cierre de 40 emisoras por supuestamente no tener permisos para operar, según la estadística del Instituto de Prensa y Sociedad (Ipys).
En 2009, la entidad pública que controla las telecomunicaciones había realizado una primera "razzia" de emisoras, al sacar del aire a 32 estaciones.
De acuerdo con las investigaciones del Ipys, la industria de la radiodifusión en provincia ha sido especialmente afectada, lo que limita el acceso a la información de millones de venezolanos que tienen una oferta comunicacional cada vez más reducida y donde prevalecen medios de tendencia oficialista.
Por otra parte, Conatel también realiza una aplicación muy restrictiva de la Ley de Contenidos, lo que ha dado pie a sanciones contra comunicadores que se han visto forzados a dejar sus programas.
El panorama es, sin duda, muy preocupante, porque la gran víctima de estos procesos de censura masiva siempre es el ciudadano.
PUBLICADO: 31 de julio de 2018