La Federación Nacional de Ganaderos informó que los productores registraron pérdidas superiores a USD 5,6 millones, mientras que 5,5 millones de litros de leche; 996.264 kilogramos de queso; 1,6 millones de kilogramos de carne en mataderos; 1,6 millones de kilogramos de carne en canal y 1,2 millones de kilogramos de inventarios en carnicerías se dañaron o dejaron de producirse por el blackout eléctrico que comenzó el pasado jueves 7 de marzo.
Esta situación crítica en un sector que ya había perdido 75% de su capacidad de producción genera un riesgo muy elevado de escasez aguda en los mercados de consumo, en todos sus segmentos.
Las proporciones de las pérdidas como parte de la producción total son alarmantes de acuerdo con el balance que hace Fedenaga de los impactos del apagón que aún no termina de ser superado. Por ejemplo, la pérdida de leche para consumo líquido representa 23% de la producción para el período agudo del blackout.
La leche adquirida por las queseras que se perdió o dejó de comprar durante el apagón representa 25% de la demanda total, un total de 5.041.096 litros. La ruptura de la cadena de frío en los mataderos redujo los inventarios en 30%, pero la situación de las carnicerías puede ser calificada como catastrófica, porque perdieron, según estima Fedenaga, 1.600.000 kilogramos, lo que equivale a 80% de los inventarios, durante el blackout.
Es tan precaria la situación de las carnicerías que prácticamente 95% de los establecimientos no tienen respaldo para preservar las existencias. En promedio la capacidad de frío no pasa de 48 horas sin riesgos. En algunos estados, donde las fallas eléctricas son crónicas, esa capacidad llega a niveles mínimos.
Además, Fedenaga estima que la paralización de leche afectó directamente a 2.500 transportistas, que generan 5.000 puestos de trabajo. Igualmente, el blackout afectó económicamente a 70.000 productores agropecuarios, que son responsables por 350.000 empleos directos y 1.750.000 indirectos.
La leche perdida durante los cuatro primeros días de apagón equivalen al consumo per cápita anual de 159.402 venezolanos a las tasa actual de ingesta, devaluada por la crisis económica. Si el apagón en zonas de producción agropecuaria persiste, este dato será aún más grave. Igualmente, las pérdidas de carne en el blackout representan el consumo anual per cápita de 527.692 personas
Riesgo de hambruna
La Federación Nacional de Ganaderos señala que los efectos del blackout se suman a problemas más estructurales, como la escasez de combustibles. Este factor, por ejemplo, impide el suministro de agua regular para 5.000.000 de reses, que actualmente corren riesgo de muerte.
Igualmente, el inventario de biológicos indispensables para el resguardo de la salud de los rebaños puede haber sufrido daños por la interrupción de la cadena de frío, por cuanto no se cuenta con plantas eléctricas ni combustible suficientes para activar un sistema de enfriamiento alterno. El gremio de ganaderos no precisó volúmenes en este caso.
Otro elemento grave es el deterioro del sistema de medios de pago que generó incumplimientos de pagos de nómina y comerciales que afectaron a 3.000.000 de personas.
El gremio de los ganaderos advierte que las condiciones de crisis ya estructurales del sector, unidas a la imposibilidad de hacer las importaciones necesarias para cubrir la demanda proteica de la población, genera un peligro de “hambruna a escala nacional”.
La producción de alimentos está severamente afectada, y el blackout eléctrico puso una losa adicional en este cuadro contractivo; una muy pesada, por cierto.
PUBLICADO: 13 de marzo de 2019