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Criptomonedas: una mina incierta

La tecnología sigue avanzando y no es de sorprendernos que se haya generado una moneda virtual. Lo que para muchos puede ser el primer símbolo real de una globalización económica, para otros no es sino el inicio de un desastre épico que puede acabar con el sistema bancario tal como lo conocemos. Venezuela,  por supuesto,  no podía quedarse atrás y aunque tengamos la peor conexión de internet del continente, somos los primeros en tener nuestra propia moneda digital que viene como el mesías a salvarnos –según el gobierno, claro está- de todos nuestros males económicos.

María Alejandra Almenar /@Mariale_Almenar

Criptomonedas, criptominas, criptocónsules, criptomineros… parece que usáramos un nuevo dialecto parecido al  “cuti” con el que jugaban los adolescentes ochentosos. Pero no. Se trata de términos que para la generación millennial son mucho más comunes de lo que pudiera imaginarse.

El nuevo sistema monetario virtual, es toda una mina de nuevos términos, disciplinas, fuentes de empleo y sobre todo, incertidumbre y vacíos legales. Solución soberana o profecía del desastre -todo depende del cristal con que se mire- no cabe duda que será tema de conversación recurrente en los próximos años.

Cripto… ¿qué?

Las criptomonedas nacen en el 2009 como un medio digital de intercambio de bienes y servicios. Su nombre se debe al término cryptocurrency y ya existe una gran variedad de ellas. Desde el Bitcoin –la más cotizada y prestigiosa- pasando por el Ethereum, hasta la versión criolla lanzada recientemente por el gobierno venezolano llamada Petro.

Se trata de un tipo de dinero electrónico que permite hacer transacciones comerciales en red sin ninguna regulación ni intermediarios bancarios. Según la BBC, en su artículo “Por qué Bill Gates, el fundador de Microsoft, dice que las criptomonedas son peligrosas y han causado la muerte" publicado el 1 de marzo, “cada criptomoneda es un archivo en una computadora que se almacena en una cartera digital de un teléfono inteligente o una computadora. Cada transacción se registra en una lista pública llamada Blockchain (cadena de bloques), por lo que no es posible gastar una moneda que no es propia”. En la misma nota, explican que se pueden obtener comprándolas, intercambiándolas por bienes o servicios o creando nuevas monedas propias.

Números tentadores

El valor de esta moneda se basa en la confianza del público, por lo que aumenta en la medida en que más personas la utilicen. El ascenso del Bitcoin, por ejemplo, ha sido abrumador. Para su lanzamiento en el 2009, 1 dólar equivalía a 1.309,03 Bitcoins, al día de hoy, 1 bitcoin está valorado en 10.922 dólares.

No sólo la inversión en la moneda es rentable. Trabajar con ella también lo es.

Un “contralor” puede obtener comisiones de más de 1.000 dólares mensuales por su trabajo en el control de la “mina”, libres de polvo y paja, ya que es una actividad clandestina y por ende, exenta de regulaciones e impuestos.

Un hábitat peligroso

La ausencia total de regulaciones ha supuesto también una mina de riesgos. Expertos  han manifestado sus dudas sobre el impacto de esta moneda sobre el sistema bancario y la ética de su uso. Bill Gates manifestó sus reservas sobre el uso de estos fondos, que tanto pueden ayudar a una familia, como usarse para la compra de armas, financiación del terrorismo, o lo que Gates refirió durante una sesión de Ask me Anything en la web Reddit: “"Hoy día se usan para comprar fentanilo (un opiáceo 50 veces más potente que la heroína) y otras drogas. Por lo tanto, es una tecnología que ha causado muertes de una manera bastante directa".

Por su parte, Steve Wozniack –cofundador de Apple- cayó por inocente en uno de los más famosos casos de estafa con el Bitcoin –por la notoriedad del personaje-, luego de afirmar en 2007 que el Bitcoin era más rentable que el oro, recientemente hizo público que le robaron 7 Bitcoins en una compra pagada con una tarjeta de crédito que nunca se hizo efectiva, haciéndolo perder más de 70.000 dólares.

Otra muestra del riesgo de inversión en las criptomonedas es el anonimato. Las “empresas mineras” no tienen domicilio legal ni se hacen responsables por las transacciones realizadas. Por otro lado, las Ofertas Iniciales de Monedas (ICO por sus siglas en inglés) carecen de supervisión de ningún ente oficial.

La minería local

Venezuela es rica en minerales y el tema del arco minero es ya bastante controversial, pero como esta tierra da para todo, resulta que también en esta rivera del Arauca vibrador, las minas de criptomonedas son todo un negocio con rentables ganancias clandestinas. Ya sabemos que la aplicación de las leyes en el país es aleatoria, pero en este tema, ni siquiera existen leyes que pudieran aplicarse a los “mineros” que han instalado complejas estructuras en locaciones clandestinas para generar criptomonedas.

 La BBC publicó un interesante reportaje el 5 de enero del pasado 2017 (ver “Qué tiene que ver Venezuela con que la moneda virtual bitcoin esté alcanzando valores récord”) , en el que un minero en la clandestinidad habla de las ventajas que ofrece el país para esta actividad: la energía eléctrica es muy económica y se pueden establecer estaciones con múltiples equipos electrónicos y de refrigeración por una inversión mínima en este servicio. Aunque en varias ocasiones hayan sobrecargado transformadores causando apagones en zonas residenciales por la actividad de sus equipos, no hay una supervisión ni regulación de este uso, así que ya sabemos que no todo es culpa de las iguanas o de las malas gestiones del gobierno.

El Petro, nuevo criptoinvento

El martes 20 de febrero en medio de toda la propaganda cursi a la que el gobierno nos tiene acostumbrados, nació el Petro. Este es una criptomoneda que llegó como un mesías a salvarnos –según el presidente- de la criptocrisis económica que sólo existe cuando es conveniente.

La intención pública de este lanzamiento, es levantar los fondos necesarios para cubrir el vacío que ha dejado la falta de producción de petróleo y sus bajos precios de venta, y paradójicamente, es el crudo, el soporte que el gobierno le ha dado a esta moneda.

Dado que el éxito de las criptomonedas radica en la confianza que generan en el mercado, expertos dudan de su éxito, ya que no es precisamente transparente el manejo de las finanzas del país y ya el gobierno norteamericano ha dejado ver el riesgo de hacer transacciones con el gobierno de Venezuela tras las sanciones emitidas en su contra. Sin embargo, Miraflores ya anunció el lanzamiento de la nueva Cripto Oro, sobre las reservas de este metal del que ya no tenemos mucha información real.

Así pues, en estos criptosmomentos solo se sabe que la criptocrisis avanza y la criptohiperinflación vacía los criptosbolsillos de la mayor parte de los venezolanos que aún no entienden como una criptomoneda que no se puede tocar podrá suplir los añorados bolívares que parecen estar desaparecidos del mapa y que no alcanzan para ir al mercado. ¡Qué Cripto nos agarre confesados!


PUBLICADO: 07 de marzo de 2018