La gasolina subió SEIS-MIL POR-CIENTO. Qué barbaridad. Si eso hubiese sucedido en cualquier país del mundo, aun en el más insignificante, sería un escándalo. Aquí no pasó nada. No hubo siquiera un amago de protesta, un solo disturbio, una guarimba, que era hasta ayer el gran fantasma que maniató al gobierno chavista desde sus inicios, para congelar el precio por más de 17 años y lograr el record Guinness de la ridiculez universal. Más aun cuando Venezuela importa a precio internacional el combustible que regala. Claro, también parte del regalo se contrabandea a Colombia, beneficiando a mafias que obtienen una ganancia porcentualmente mayor que la que consiguen traficando drogas.
Hubo muchos que anoche ni siquiera se molestaron en cargar el último tanque a precio vil. En las bombas de Las Mercedes, por ejemplo, donde se supone que debía haber cientos de carros en cola, eran de apenas 10 o 15. Y no porque al venezolano en carro (que es distinto del venezolano de a pie) no le importe aprovechar una golilla. Es porque la golilla continúa, igual que la pesadilla de Chucky.
El nuevo precio de la gasolina es muy económico. Haga la cuenta. Un tanque de 70 litros para una “camionetota” cuesta 420 bolos. Con el dólar paralelo a más de 1.000 bolívares, ponerlo full son menos de 40 centavos de dólar. Es distinto si se considera el "nuevo" dólar oficial a 10 bolívares (antes 6,30) que obviamente nadie consigue y solo sirve al Gobierno para conciliar cuentas de papel y seguir emitiendo billetes sin valor. Porque con ese dólar tan “oficial” y poco popular, un litro costaría 60 centavos de dólar. O sea. Incluso así la gasolina es re-barata todavía. La regaladera sigue. Por eso, quizá, no hubo guarimbas ni protestas, ni caracazo, ni nada. Quizá ni país haya pronto, cumpliendo el ideal chavista de la destrucción total.
PUBLICADO: 18 de febrero de 2016