Hoy, domingo 10 de junio a mediodía, falleció en Miami el publicista Antonio Bettencourt. Tenía 63 años. Padecía cáncer de páncreas. Es una pérdida irreparable para la publicidad venezolana.
Publicista de raza, conocedor de todos los secretos del negocio y activo en su puesto como conductor de Publicis hasta hace poco más de un mes --cuando viajó a estados Unidos para chequeos médicos-- Antonio Bettencourt era un hombre diáfano, emprendedor, muy optimista y un verdadero ganador en el negocio.
Basta decir que en los últimos 9 años lució siempre en el podio del Ranking de Agencias de PRODUCTO. Normalmente como número uno. Es la agencia que más veces logró el primer puesto en más de 20 años del Ranking. Y quizá por eso en la antesala de su oficina luce la colección de esas portadas como sucesión de galardones: "esta galería es el premio que muestro con mayor orgullo", decía. Una satisfacción para él. Y una honra para nosotros.
Su agencia fue fundada por su padre en 1967. Por eso se llamaba 67 Publicidad y a través del manejo de la cuenta de Renault, estableció relaciones con el grupo francés Publicis, que hoy es uno de los holdings más importantes del mundo. Antonio creció aprendiendo el negocio desde abajo hasta convertirse en presidente. Ahora era incluso un hombre clave para la región, tal que en estos tiempos difíciles fundó Publicis Ecuador, que maneja su hijo César Bettencourt, con quien PRODUCTO se comunicó hace instantes. Obviamente él y sus dos hermanos Lorenzo e Isabel están ahora en Miami, junto a su madre Helena Machado y demás familiares. En esa ciudad sean posiblemente las exequias de Antonio.
Bettencourt, en quien sus pares reconocían a un verdadero líder, fue también presidente de la Federación de Agencias Publicitarias (Fevap) donde cumplió una gran labor conduciendo un gremio que en todos estos años no la ha tenido nada fácil. Él lo sabía e impuso allí también su serenidad, su criterio y su carácter.
Se lo extrañará mucho, por su capacidad de trabajo, su ética, dignidad y espíritu de competencia, su sonrisa que siempre iba por delante y su bonhomía. Un sustantivo que la Real Academia define así: afabilidad, sencillez, bondad y honradez en el carácter y el comportamiento. Eso era Antonio Bettencourt. Así vivió. Y así lo recordaremos.
RL.
PUBLICADO: 10 de junio de 2018