Voceros de la compañía elevan a 4.900 millones el impacto negativo del fiasco del Galaxy Note 7, pero advierten que se espera un bajón adicional de unos 3,5 billones de wones (2.400 millones de euros) entre el cuarto trimestre de 2016 y el primer trimestre de 2017 como consecuencia de la interrupción de las ventas de este dispositivo.
Samsung nuevamente ha sufrido un duro golpe con las explosiones de su modelo Galaxy Note 7, introducido apenas en el mes de agosto. Este tipo de problemas, puede decirse que son repetitivos en la industria, hace unos años Apple también le ocurrió que explotaban los cargadores del iphone. También a Sansumg le sucedió un caso parecido con unas lavadoras en Australia que tuvo que recuperar. (Ver nota completa en http://bit.ly/2dANGly ). Sin embargo, nunca se había dado un problema de tanta repercusión como este.
“Normalmente son fallos que implican materiales y diseños que no estaban de acuerdo con las especificaciones. En este caso, se le echa la culpa a las baterías aunque hay gente que dice que no solo son las baterías sino también los algoritmos que se aplican a las baterías para que carguen un poco más rápido. Lo cual implica que sería un fallo compartido entre el proveedor de materiales de Sansumg y sus programadores”, señala Alcides León, experto en tecnología.
Por segunda vez en menos de una semana, el fabricante surcoreano ha revisado sus previsiones tras suspender de forma definitiva la producción y venta del smartphone Galaxy Note7. Por ahora los números son implacables: Se desplomó el valor de sus acciones y perdió 17.000 millones de dólares de capitalización bursátil. Se elevó a 6,1 billones de wones (4.900 millones de euros) el impacto negativo de esta decisión en sus resultados. Este viernes Samsung además, advirtió que espera un impacto negativo adicional de unos 3,5 billones de wones (2.400 millones de euros) entre el cuarto trimestre de 2016 y el primer trimestre de 2017 como consecuencia de la interrupción de las ventas de este dispositivo.
Por otro lado, señaló que sus ventas sumaron en el tercer trimestre de su ejercicio un total de 47 billones de wones (37.695 millones de euros) en vez de los 49 billones de wones (39.303 millones de euros) que esperaban. Asimismo, también proyecta que en el tercer trimestre el beneficio operativo caiga alrededor de un 29% respecto al mismo periodo del año anterior, en contraste con el incremento del 5,5% interanual que esperaba hasta ahora.
Lo cierto es que las consecuencias que va a traer sobre la imagen de la marca son mucho más difíciles de calcular. “Hay muchos usuarios que han manifestado no querer volver a usar un equipo Sansumg en sus vidas, y para poder evaluar esos costos intangibles habrá que esperar un semestre o dos. Los efectos negativos podrían extenderse a toda la industria. Si cualquier otra marca presenta un problema con el recalentamiento la batería la gente va a tener presente la referencia de Sansumg. Pero en el resto de las marcas la desconfianza se va a contrarrestar al no haberles pasado casos parecidos, pero sí va afectar negativamente a Samsung”, añade León.
El mercado de Sansumg podrá reaccionar de la siguiente manera: El consumidor premium podría voltear a ver hacia otras marcas, en primer lugar Apple si es que le gusta simplemente lo Premium, en segundo lugar, pero si realmente tiene algún tiene de aversión con Apple o prefiere el sistema android se inclinarán hacia marcas que están desarrollando terminales de lujo como Huawei y otras marcas como LG.
Obviamente Samsung deberá probar sus nuevos diseños con mucho más cuidado, pues los canjes o la devolución del dinero no parecen ser suficiente para borrar el efecto negativo en los usuarios. Tener excelentes resultados en los próximos lanzamientos será su única oportunidad para poder recuperarse.
PUBLICADO: 14 de octubre de 2016