El querido personaje de Antoine Saint-Exupéry cumplió el 6 de abril, 75 años de su primera edición y basta abrir sus páginas para encontrar una fresca historia que pierde encanto. El Best Seller francés tiene en sus siete décadas y media, más de 150 millones de ejemplares vendidos y sigue siendo uno de los libros infantiles favoritos de los adultos y al mismo tiempo, un clásico literario que motiva profundos análisis filosóficos.
María Alejandra Almenar /@Mariale_Almenar
La obra maestra de Antoine de Saint-Exupèry cumplió, el pasado 6 de abril, 75 años de salir a la luz. El cuento que maravilla a todo aquel que lo lee por la simpleza de su narrativa y la profundidad de su contenido, es un fenómeno de la literatura por su cantidad de ventas, ediciones y traducciones. Y es que todo aquel que conserva vivo su niño interior no puede evitar enamorase de un Príncipe que habla con una rosa y viaja en un asteroide.
Aunque el libro es considerado la obra de literatura francesa más importante de todos los tiempos, fue escrita en los Estados Unidos, debido a que su autor se encontraba fuera de su país gracias a los tiempos convulsos de la segunda guerra mundial.
Le Petit Prince
Un niño que viaja por el universo sobre el asteroide B-612, en compañía de su amada rosa, se sorprende ante las acciones absurdas de los adultos que viven en sus planetas particulares. Finalmente llega a la Tierra y de su encuentro con un piloto accidentado, nace una amistad que ha trascendido los años y los idiomas.
El libro que está escrito como un cuento infantil, realmente esconde profundas disertaciones filosóficas sobre la naturaleza humana y la forma en que los adultos se burlan y desprecian la creatividad.
¿Un sombrero o una boa?
Si alguien ha leído el clásico de Saint-Exupèry se ha enfrentado a una pregunta que prácticamente, clasifica a los lectores en dos grandes grupos: los adultos y los niños –en estos se incluyen a las personas creativas y divertidas. Los primeros, según el narrador, verán en la acuarela pintada por el mismo autor, a un sombrero. Los segundos, entenderán que lo que realmente pintó el piloto, fue a una boa comiéndose a un elefante. “Las personas mayores nunca son capaces de comprender las cosas por sí mismas, y es muy aburrido para los niños tener que darles una y otra vez explicaciones”, es una de las primeras críticas que el autor hace a una sociedad endurecida.
De esta manera, a lo largo del libro, las acuarelas van guiando al lector en las aventuras de los personajes y en sus profundas conversaciones, y van despertando en quien quiera dejarse seducir, la capacidad de maravillarse ante las cosas simples.
Una guerra en colores
La célebre obra de Saint-Exupèry fue escrita en medio de la Segunda Guerra Mundial y la ocupación Nazi. El autor era además de un literario, un aviador activo en la guerra que tuvo que exilarse en los Estados Unidos. No han sido pocos los análisis literarios que han encontrado en esta aparentemente inocente historia, gran cantidad de analogías y críticas a la guerra y la postura política de distintos países en torno a ella.
Para algunos, los Baobabs que dañaban con sus raíces el piso del Asteroide B-612, representaban la ocupación Nazi que destrozaba todo a su paso, pero también otros vieron en ellos, las ambiciones del hombre que acababan con el equilibrio social. Los tres volcanes inactivos del asteroide, han sido relacionados con los tres países del Eje, que “aunque estén inactivos, hay que mantenerlos vigilados”.
Las estrellas del contador
Uno de los personajes de la obra, es un contador que cuenta estrellas infinitamente creyendo que son de su propiedad. Las estrellas que llegó a contar quizá superan en cantidad a los números que la novela ha logrado recabar en estas 7 décadas y media, pero en cuanto a ventas, El Principito es sin duda, un gran fenómeno. Más de 150 millones de ejemplares vendidos en todo el mundo, ediciones en 270 idiomas y dialectos –incluyendo el Braille-, una gama infinita de productos de merchandising, adaptaciones al teatro, musicales, video juegos, comics, películas y obras de arte plástico que incluyen unas 200 portadas diferentes además de la original dibujada por el propio Saint-Exupéry, sólo ha sido superada en ventas por la Biblia y El Capital de Carl Marx.
Las espectaculares ganancias, sin embargo, no pudieron ser disfrutadas por su autor, quien murió un año después de la publicación de El Principito en los Estados Unidos y que no pudo ver su primera publicación en su Francia natal, que ocurrió tres años después debido a la ocupación Nazi.
La novela publicada inicialmente por la editorial Reynal & Hitchcock en Norteamérica y Éditions Gallimard en Francia, pasó a ser de dominio público en el año 2015 gracias a las leyes de Dominio Público en la que un autor pierde los derechos sobre sus obras una vez que han pasado 70 años de su muerte.
“Lo esencial es invisible a los ojos” es el regalo que el zorro le dio al Principito a cambio de haberlo domesticado en el Desierto del Zahara. El regalo que PRODUCTO pretende hacerle a sus lectores, es el de retomar la lectura de una obra atemporal que reconcilia a su público con su niño interno y estimula la creatividad tan necesaria para afrontar tiempos de crisis.
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PUBLICADO: 10 de abril de 2018