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Asador con fundamento

Edgar Leal y su discípulo Daniel Torrealba impulsan nuevo estilo nacional

Caracas, ciudad llena de parrilladas, ha visto nacer El Asador. Moderno, con sabores nacionales. Es bueno, diferente. Como corresponde a la trayectoria de Edgar Leal, un “fajador” en la cocina.

Éste profesional con largo recorrido, hace de su día a día orgullo y ganas. Orgullo porque es un personaje laborioso que supera fatigas y desánimos. Y uno agrega con visión histórica “ganas”, porque destacó desde los años 80 en su generación y profesión, por vivir con dignidad su oficio: cocinero con vocación. Es un artesano estudioso, que vive más pendiente de los fogones y la clientela, que de la pantalla.

Así, a golpe de cocciones, salsas, creaciones y trabajo duro,  Leal transitó por todos los escalones del oficio hasta ser reconocido como Chef. Desde hace algunos años es Chef-empresario. Tiene miles de amigos, centenares de clientes y unos socios que lo arropan, con los que emprende y consolida sitios con buen gusto como lo son Leal Restaurante y Leal Bar. El grupo es fuente de trabajo para 120 personas.

La última creación de esta asociación se llama El Asador. Es un “asador” en el concepto gastronómico creado por la cultura española, enriquecido por lo nacional. Edgar siempre formó gente, construyó equipos equilibrando fortalezas y diferencias, ayudó a mucha gente a encontrar oficio y nuevos horizontes. Ése es el caso de joven y talentoso cocinero Daniel Torrealba, ahora a cargo de los fuegos de El Asador.

Torrealba trabajó con Edgar y con Mariana Montero y antes lo hizo en Astrid y Gastón de Caracas (en ese mismo local está hoy El Asador), en Malabar en Perú, y en dos restaurantes en España. Pertenece a la nueva generación de jóvenes cocineros venezolanos con experiencia internacional.

Nació en Acarigua, y tiene en el olfato y paladar los aromas nacionales. Se ha propuesto presentar una visión actualizada, moderna de los estilos venezolanos. Lo hace con imaginación pero sin excentricidades. En El Asador se come bien, con fundamento. Es el restaurante con sabores y técnicas nacionales para llevar extranjeros, y para que los locales regresen a probar la cocina nacional que se creó a partir del siglo XXI.

Torrealba no ensaya con los comensales (tentación muy frecuente de quienes creyendo hacer “cocina de vanguardia” destrozan platos nacionales con retazos a la mode). “Daniel es un cocinero serio, acucioso, pendiente de la satisfacción del cliente”, comenta Leal sobre su pupilo.

Uno lo puede apreciar en las opciones de carnes (desde el cabrito, el cochino, hasta los cortes de ternera). Todo a su punto. Todo con salsas de ingredientes nacionales que acompañan y decoran vistosamente los platos blancos. En El Asador, nada criollo es ajeno pero tampoco rutina. Desde los ajiceros, los tequeños al bienmesabe, o el negro en camisa..

Leal y Torrealba cultivan además una visión moderna, cercana y profesional de la cocina. En los fogones que el comensal puede ver a través de grandes ventanales, se percibe la sensación de equipo ajeno a las poses y los gritos que la televisión transmite como modelo de cocina eficiente.  Los cocineros jefes entrevistas y escogen uno a uno al personal. Crean  afinidad, talento que se comparte. Y esa es su fortaleza.

Pasearse por el menú de El Asador, que cambia semanalmente, es una forma de redescubrir Venezuela. Es el tipo de restaurante al que un comensal enterado regresa.

Alberto Soria @profesor.albertosoria


PUBLICADO: 17 de agosto de 2016